Transitando por al Av. San Juan, se me aparece Boedo, sus boliches con tradición incorporada nos tiran la historia por la zabiola y uno, por tradición y algo más, comienza a imaginar años idos cuando el tango tayaba sin parar. Y vienen a la mente, el antiguo “del Aeroplano”, luego “Nippón” posteriormente “Canadian” de la esquina. Por ahí hace su aparición el “Dante” tirando para Independencia, y más acá el viejo “Japonés”, cerquita del querido y añorado Teatro Boedo. Se mezclan, superponen y entrecruzan en el tiempo nombres de boliches, haciendo punta el de la esquina actual que en Sur Homero hizo inmortal.
El porteño adelantado en años goza de un privilegio especial, tiene el don olfatear el aire de Boedo, pucha, singular. Y haciendo honor a dicha especial cualidad, su aroma le arrima la sensación que por ahí supo guapear otro boliche cuando el barrio era puro arrabal y de él voy a chamuyar con un poeta del lugar.
- Cátulo, tu “Amalio Reyes, un hombre”, tiene mucho de años mozos de los cuales no podés zafar, es ¿biografía o fantasía? Bueno, tu sonrisa implica respuesta - Tito
- pibe tomalo como quieras, además, puede ser un poco de ambas cosas - Cátulo
“… ¿Novela? ¿Biografía? No se bien hasta donde se confunden realidad, fantasía, historia o creación, pero creo que, en alguna distancia de la ciudad de siempre doblando alguna calle voy a encontrar un día la figura gallarda, silenciosa y amada de un hombre de verdad: Amalio Reyes” (1)
El mismo Cátulo, en la dedicatoria del libro citado, parece develar la incógnita
“ A la memoria de Amalio Reyes, mi amigo.
Al recuerdo monumental de don Mamerto Ordoñez.
Para todos los seres y las cosas que quedaron inmóviles en la perspectiva de una calle que alentaba la vida, sobre una sinuosa y pobre geografía orillera….” (2)
- che Cátulo en el libro citado, ubicás la acción en el Café de Pintero la semejanza con un feca del rrioba ¿es casualidad? – Tito
- nada es casualidad pibe. Años turbulentos, génesis de creatividad, son parte de mi vida, son arrabal, y me van a acompañar, de ahí la similitud de que Pintero que muy bien puede ser Carpintero - Cátulo
“…Para quienes están con nombres figurados, pero, cuyos espíritus, costumbres y palabras son ciertos, e hicieron la historia que recogiera el tiempo, y que aquí traigo. Modesta, amorosamente.” (3)
“Otros cafés notables…..y el café “Argentino”, de un tal Carpintero, en la calle San Juan cerca de Loria. ¡Cómo sería la selecta concurrencia de ese establecimiento que su dueño instaló unas luces de auxilio en la azotea para advertir a la policía de la inminencia de una batalla campal…” (4)
- che Cátulo, entre los varios peregrinajes por Boedo, hubo un momento que la familia se domicilió en Loria 1449, ahí nomás de San Juan - Tito
- efectivamente pibe, siempre apunté para San Juan y su boliche - Cátulo
“La calle San Juan, cruzaba a las dos cuadras de mi barrio…Había un cine modesto…Y al lado mismo, un Café, con dos vidrieras sucias y mesas de distintos orígenes y un billar ordinario que tenía más zurcidos que paño. Lo regenteaba un gallego bueno y trabajador, que hacía de todo. Mozo, lavacopa, cajero, prestamista, reducidor y cañotero, cuando se armaba juego… Lo llamaban “El Café de Pintero” (5)
-pregunta obvia, pero, ¿Lo frecuentabas Cátulo? – Tito
- De pibe para adolescente, la admiración por puntos que la batían de guapos y malevos figurados en mi mente, me atraía, pero no me atrevía - Cátulo
- ansioso por la mayoría de edad, para entrar – Tito
- no jodas, cuando aparecieron “los largos”, no me afeité durante un par de semanas, me hice el serio y me mandé – Cátulo
-bravo, de puro guapo – Tito
- duré lo que dura un pucho en boca de un empedernido fumador, nada. Fue intento y fracaso - Cátulo
- chau boliche – Tito
“…Cuando pasaba por la vereda, giraba la cabeza hacia el interior neblinoso y cargado de voces, sintiendo una extraña admiración por esos seres que había frente al estaño…” (6)
- un par de meses, bolsillo de atrás con libreta de enrolamiento a la vista, hice la entrada triunfal ¡atrévanse ahora! Te la bato que no eran poca cosa los cosos que paraban en el lugar. - Cátulo
-Los cosos que no eran poca cosa, ¿quiénes eran? – Tito
- los concurrentes al boliche era una mezcla rara de los que la iban de guapos, fiolos, pungas, el quinielero oficial etc. Ah, estaba también el punto normal que se mandaba un feca y nada más. Nuestra barra no bailaba la misma milonga, éramos distintos. Pero escucha bien, los cosos nos respetaban y nosotros a ellos. Había como un pacto implícito que empezó siendo de no agresión y terminó en amistad. Nuestra banda, tocaba y mucho. Homero, Julián, Sebastián, y muchos más. Copamos la parada, de puntos, fuimos banca, no por guapos sino por soñadores y querendones que le entramos de cuore al sabalaje bravío. En realidad había empatía necesaria, pero sincera. Ellos en busca de los intelectuales que narraran sus “hazañas” y nosotros tras el bajo fondo que diera letra a nuestras canciones - Cátulo
“En el Café del Carpintero, recalada del malandraje, conozco a los “muchachos”. Aprendo de oído los laburos” y de corazón el Código del Hampa y los motivos por los que se lanzan al costado de la vida respetable. En reconocimiento de mi silencio en un encane por mirón del lugar del hecho, me designan tenedor de cuero limpios. Llegué a tener un cajón lleno de billeteras. En esos tiempos componemos con Homero “Eufemio Pizarro, tango. Cátulo Castillo 1972”. (7)
“En torno a la mesa de codillo nos reuníamos con él (Manzi), el taciturno Sebastián Piana,...Cátulo Castillo…” (8)
- che Cátulo, nombraste por ahí, a algunos jóvenes aprendices de poetas, que luego roncaron fuerte, como Homero, el amigo y vecino de Garay y Danel. Pregunta, ¿El quía le escribió a Carpintero como inferimos que vos los hiciste en tu Amalio?
- Naranja, se tomó el piro para el lado de las nubes y si tenía la obra en mente la cargó con él - Cátulo
“…Homero Manzi se fue debiéndole su tango al almacén de San Juan y Loria, que fue su paradero inicial en el barrio…” (La Maga Colección, dic./95 Pág.36. “Nunca más tendrá el viejo barrio un narrador más sincero ni más profundo” Julián Centeya.)
- Es público y notorio que también solía concurrir a dicho feca todas las noches con un lazarillo, un viejo ciego con su violín, con su rara silueta de flaco rocín. La barra y el puntual parroquiano, tan viejo y tan ciego, no dejaron de imputarle a Homero la morosidad del tango que etiquetara al café. - Tito
- No es tan así pibe. La barra puede ser, pero el “ciego del violín”, conocido como Alejandrín, no puede quejarse pues, entre Homero, en la letra y Sebastián y el quía, en la música, nos mandamos:
“Con un lazarillo llegás por las noches
trayendo las quejas del viejo violín,
y en medio del humo
parece un fantoche
tu rara silueta
de flaco rocín…
…Parecés un verso
del loco Carriego
parecés el alma
del mismo violín.
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,
tan llena de pena, tan lleno de esplín.
Cuando oigo tus notas
me invade el recuerdo
de aquella muchacha
de tiempos atrás.
A ver, viejo ciego,
tocá un tango lerdo
muy lerdo y muy triste
que quiero llorar.” (“Viejo ciego” Tango 1926 Música: Sebastián Piana / Cátulo Castillo Letra: Homero Manzi )
- Pero la morosidad que le reclamaba el tano Julián al Barba, no era imputación descalificadora, sino afecto entrañablemente por lo querido, buscando que entre las innumerables obras de Homero figurare el boliche que fue su parada inicial. Claro que luego vinieron otros reductos, pero más tardíos y militantes como el de su esquina - Tito
- bueno, pibe, tanto que reclamás y sacás chope por Carpintero, dale, animate, escribí vos el tango ausente - Cátulo
- acepto el reto, copo la parada, banco la morosidad reclamada por el tano, claro que no soy Cátulo, Sebastián o Julián, pero soy el alma de Homero que vino a Boedo la deuda a saldar.
A Carpintero
Fuiste mi parada
Parada inicial
Con Cátulo y Sebastián
Y también, el tano Julián
En la mesa sobre San Juan
Solíamos estar
Con un par de amigos
A ver la vida pasar
“En torno a la mesa de codillo nos reuníamos con él, el taciturno Sebastián Piana, Antonio Sureda, ...Cátulo Castillo…el Loco Papa…” (9)
El parroquiano con el violín
Por las noches solía llegar
El puntual parroquiano
Para sus penas contar
Tan viejo y tan ciego
Solía por San Juan entrar
Siempre con un lazarillo
Y un tango nostalgioso entonar
“ En este turbio almacén de San Juan y Loria, Homero….allí concretó los versos de Viejo Ciego, tango, cuya música trazaron Sebastián Piana y Cátulo Castillo…”(10)
Ahora, ni boliche, ni Catulín
Ni la barra que solía concurrir
Piantaron junto al viejo del violín
Hacerle compañía a Discepolín
Muchos jóvenes pasarán
Por Loria y San Juan, ignorarán
Que ahí en Carpintero, Cátulo y Julián
Junto al quía y Sebastián
Hicieron el arrabal
Fuiste mi parada, parada inicial
Con Cátulo, Sebastián y el tano Julián
Y yo soy Homero Nicolás,
El Barba, para lo que guste mandar
A Antonio Sureda y “A su memoria”
y al Loco Papa, que me hubo de bancar
A ninguno de los dos e de olvidar
Para la barra completar
“Y en este turbio almacén de San Juan y Loria, Homero meditó los versos de su primer vals con música de Antonio Sureda, A su memoria. (11)
- Y Cátulo, ¿Le ponés música A Carpintero? - Tito
- Hermano, la música sale sola con la letra que vos te mandás – Cátulo
- Cátulo, sabía que no me ibas a fallar, pero, exageraciones no te iban a faltar – Tito
- es que Homero, Carpintero y la muchachada de Boedo, siempre me han de acompañar – Cátulo
“A la muchachada de Boedo, San Juan y Loria, que sabe de las hondas sugestiones
del barrio”. 2do premio del Concurso del Grand Splendid Theatre. (¡El circo se va! Tango. Letra. José González Castillo. Música. Cátulo Castillo. Dedicatoria) (12)
Boedo fue cambiando, poetas escasean, el tango también, pero su muchachada adelantada en años goza de un privilegio especial, es el don olfatear el aire de Boedo, singular. Y cuando pasa por Loria y San Juan, el Carpintero ya no está, pero percibe el aroma de un boliche particular donde la barra hubo de chamuyar, para convertirse en poetas de un Barrio con una cultura sin igual.
Bibliografía
(1) Hugo del Carril. Contratapa del libro de Cátulo Castillo: “Amalio Reyes, un hombre” Domingo Cortizo-Editor. 1970.
(2) Dedicatoria, Ob.cit
(3) Dedicatoria, Ob.cit.
(4) “Boedo, también tiene su Historia” Silvestre Otazú. Papeles de Boedo. 2002. Pág.78.
(5) “Amalio Reyes, un hombre”. C. Castillo. Ed. Domingo Cortizo, 1970, pág. 37/38.
(6) “Amalio Reyes…Ob.cit. pág. 38.
(7) “Sobretango Cancionero” Cátulo Castillo. Ediciones nuevos Tiempos. Poetas del Cancionero. Pág.II.
(8) La Maga Colección, dic./95 pág.36. .. Julián Centeya.
(9) La Maga...J.Centeya. Idem.
(10) La Maga ... J. Centeya. Idem.
(11) La Maga…J. Centeya. Idem.
(12) “José González y Cátulo Castillo”. Cancionero. Pág.102. Torres Agüero Editor. 1977.
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