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martes, 27 de marzo de 2012

ORDENES DE AYER EN EL BOEDO DE HOY

AUTOR: Silvia N. Martínez


Hace más de mil años, las Órdenes eran moneda corriente en la Europa medieval. Grupos selectos se reunían para constituirlas, algunas con fines militares o dinásticos, pero la mayoría respondían al clero. Muy poderosas en sus comienzos, fueron languideciendo con el transcurso de los siglos, subsistiendo solamente unas pocas.
¿Por qué nos referimos entonces a las Órdenes en el barrio de Boedo?
Sucede que continuando con la costumbre tan particular que tiene este barrio de diferenciarse de sus vecinos, ya sea por su juventud legal o su devoción por los intelectuales y artistas plásticos que han transitado sus calles desde siempre, nos encontramos con una personalidad muy querida: el Maestro Escultor Francisco Reyes.

 Y es precisamente a él, a quien Boedo le debe el orgullo de haber sido cuna de la más antigua Orden en el barrio. No es el fin de este trabajo enumerar las magníficas obras que nacieron de las manos del Reyes escultor, sino referirnos al hombre de fino espíritu que no se detenía en la plástica, como lo demuestra su actuación como secretario en la famosa peña Pacha Camac y que cuando ésta desapareció, fue custodio fiel de sus archivos históricos.
Por sobre todas las cosas, Reyes hacía un culto de la amistad, razón por la cual (y porque le gustaba mucho comer salamines), reunía a menudo en su taller a un selecto grupo de amigos para compartir una buena picada que él mismo preparaba, y dar curso a una amable charla entre hombres. Y fue durante una de aquellas veladas, más exactamente el 5 de mayo de 1986, que a don Francisco se le ocurrió la brillante idea de formar una Cofradía. La idea prendió con facilidad entre los presentes, y casi de inmediato dieron forma al grupo: se llamaría “Cofradía de la Orden del Lengue” y sus miembros serían nombrados Caballeros, como en las antiguas órdenes de caballería.

El título puede parecer pretencioso, pero no lo es. La prueba es que Reyes eligió como distintivo de la Orden, una de las más humildes prendas de vestir del hombre de arrabal, que era a la vez, un orgullo masculino: el pañuelo anudado al cuello, conocido como lengue.
Reyes hizo el diseño de los primeros lengues entregados a los amigos, pintando personalmente las iniciales de los que fueron elegidos como portadores de la prenda.
Los primeros caballeros nombrados por el Maestro fueron: Enrique Erusalinsky, Manuel Baquera, Raúl Sianja, Héctor Sassone, Aníbal Lomba, Antonio Fontana, Sebastián Piana, Conrado Martínez, Enrique Marmillón, José Gobello y Enrique Gaimari. Se formalizó un estatuto para el funcionamiento de la orden y se nombró a Francisco Reyes Gran Maestre de la misma. Durante dos años, los amigos cofrades continuaron reuniéndose para compartir la “salaminada” en el taller de Castro Barros 1560, hasta que en mayo de 1988 se produjo la muerte del escultor.
La tristeza ocasionada por esta prematura desaparición, hizo que pasara cierto tiempo antes de que los amigos decidieran continuar con la tradición impuesta por su Gran Maestre. El 30 de agosto de 1990 volvieron a reunirse en el taller de Reyes, generosamente facilitado por Anita Reyes y sus hijos Rodolfo y Osvaldo, para continuar con el rito ideado por su esposo. Allí, rodeados por las obras de arte creadas por su mentor y que parecían guardar su calidez, retocaron y dieron forma definitiva a los estatutos.
Estos establecen que los fines de la Cofradía son:
• a) Promover las expresiones culturales, principalmente en el barrio de Boedo;
• b) Distinguir a las personas que acrediten grandes merecimientos trabajando por la promoción de la cultura;
• c) Colaborar con otras instituciones culturales, principalmente en el barrio de Boedo;
• d) Honrar la memoria de su fundador, don Francisco María Reyes.
En el lapso transcurrido desde la muerte de Reyes hasta la oficialización de los estatutos definitivos, se les había entregado el lengue a otros tres amigos suyos: Roberto Katzuni, Mario Bellomo y Roberto Zatelli. En virtud de esa reforma, se incorporaron también, en un mismo acto, Jorge Baistrocchi, Miguel Angel Caiafa, Francisco Crescenzo, Antonio Di Maio, Julio C. Fittipaldi, Joaquín Fuego, Enrique Kaminsky, Carlos Kapusta, Mohamed Saleh, Norberto Vischi y a título póstumo, Dionisio Cascante y Jehuda Grinbaum. Esta entrega en conjunto fue para equiparar a los amigos que no habían llegado a recibir el lengue de manos de Reyes, pero oficialmente, el caballero elegido para ese año 1990, fue Sepuccio Tidone, cumpliéndose así con el fin de nombrar un nuevo miembro cada año. En ese acto también fue investido con la Orden del Lengue en calidad de miembro honorario, Rodolfo Reyes, hijo del escultor.
Para ese entonces, ejercía el cargo de Gran Maestre don Enrique Erusalimsky, quien estuvo en el cargo hasta 1993. Posteriormente se nombró a Mario Bellomo, quien ejerció hasta su muerte, ocurrida en 1998. La posta fue tomada entonces por José Gobello, que renunció en 2010, momento en que fue electo Aníbal Lomba quien aún se encuentra ejerciendo como Gran Maestre de la Orden.
Los estatutos indican que el gobierno de la Orden es ejercido por un Consejo cuyas autoridades son: el Gran Maestre de la Orden, un Secretario, un Secretario de Actas, un Tesorero, y un pro Tesorero, mientras que el resto de los miembros serán vocales. Cada dos años se deben renovar las autoridades, pudiendo ser reelectas indefinidamente, por simple mayoría de votos.

Los Caballeros han continuado esta tradición hasta el presente, colaborando en actos culturales y especialmente en aquellos que recuerdan la memoria de su fundador, como por ejemplo la entrega de premios en las Bienales de escultura y de Manchas que realiza en colaboración con la Junta de Estudios Históricos del barrio de Boedo, cuya creación, el 7 de octubre de 1986, también se le debe a don Francisco Reyes.
Con posterioridad a los ya mencionados, han sido nombrados Caballeros los señores: Mario Carlos Araolaza (1993), Diego A. del Pino (1994), Amor Héctor González (1995), Eduardo Rubén Bernal (1996), Benjamín Cairo (1997), Rubén Derlis (1998), Pedro Asquini (1999), Onofre Lovero (2000), Amelio Ronce Ceruti (2001), Norberto Pagano (2002), Ernesto Grafman (2003), P: Carlos Oliveros Eloy (2004), Ben Molar (2005), Néstor Zakim (2006), Luis Zorz (2007), Alberto Jorge Domínguez (2008), Horacio Di Giuseppe (2009), Oscar Laudren (2010).
Es notable la variedad de profesiones que encontramos entre los nombrados: hay artistas plásticos, escritores, músicos, ingenieros, comerciantes, arquitectos, religiosos, actores, historiadores, en fin, toda una gama de hombres dedicados a las ocupaciones inherentes a sus títulos, pero fundamentalmente ligados a la cultura.
Desde hace ya algunos años, la famosa “salamineada” fue reemplazada por una cena de camaradería, a la que sí asisten las esposas de los lengueros; pero de este tema hablaremos un poco más adelante.
Como conclusión, se transcribe literalmente la descripción que hiciera José Gobello del lengue, en ocasión de la fundación de la Orden:

¿Por qué el lengue? No hace falta decir que el lengue es el pañuelo de cuello que los compadritos, con inusitado españolismo, llamaban también goliya:

“¿No ves mi goliya rota? / ¿Y los zapatos puntiaos?
¡Y tengo que andar en bota / que me tiene el pie apretao!”

Es posible que antes de decirse lengue se dijera lengo, pero nadie conoce a ciencia cierta el origen de una ni otra palabra. De todas maneras, ya a fines del siglo XIX se decía lengue, y lengue se sigue diciendo.
El compadrito solía usar el lengue –por lo general, de seda cruda; en ocasiones, de seda negra- anudado en galleta, como lo recordara José Portogalo en su “Letra para Juan Tango”:

“Fui como vos, Juan Tango, muchacho de la orilla,
Nací en el novecientos, años de los taquitos,
Del clavel en la boca, del tranvía a caballo,
De la faja, el chambergo, el pañuelo galleta
Y el mayoral travieso silbando La Morocha”

Pero ¿por qué la Orden del Lengue y no la Orden del Pantalón a la Francesa o del Funyi a lo Maxera? ¿O la del botín prunela? Porque el lengue era la prenda típica del orillero como el bandoneón es el instrumento típico del tango. Piano, violines, violonchelos, tienen todas las orquestas; bandoneón, sólo las de tango. Botines, sombreros, pantalones los usaba todo el mundo; lengue sólo el compadre. Tocado con su Maxera, vistiendo los bataraces a la francesa con faja negra a lo largo de las perneras, calzando bota militar o alpargata bordada, el compadre –y también su hijo, el compadrito; y su degeneración, el compadrón o el malevo- lucía las dos puntas de su lengue flotando como banderas al viento agreste del suburbio.
Una bandera vieron en el lengue los poetas populares. Cantó Carlos de la Púa:

“Usaba grasa de la negra en la chuza
Y enarbolaba un lengue rante
Como una bandera rantifusa”

Y Dante Linyera, un poeta casi vecino nuestro, le dedicó un hermoso poema que se titula, precisamente, “Bandera rea” y que, entre otras cosas, dice:

“Lujo del bajo fondo, corbata del lunfardo,
Parecés una bandera rea, cuando caes de costado”

Los lengues de la Orden creada por Francisco Reyes no son –para decirlo parafraseando a Linyera- el bajo fondo dando un golpe de furca a la cultura. No, son un símbolo de hombría, que en tiempos incivilizados o a medio civilizar podía expresarse en el coraje físico y también en la provocación, pero que en tiempos civilizados y entre gente de cultura, es sinónimo de lealtad.
Puesto que se trata de distinguir a quienes promueven la cultura, es decir, a quienes la acercan al pueblo, está bien que haya recurrido Francisco Reyes a aquella prenda que fue exclusiva de los hombres de pueblo cuando este barrio de Boedo dejaba de ser una prolongación del campo para convertirse en una prolongación de la ciudad.




Creo que después de estas palabras, no hace falta aclarar nada sobre el lengue. Es muy lindo ver a todos los caballeros luciendo esa prenda (en la actualidad con las iniciales pintadas por las diligentes manos de la señora Alicia Rodríguez de Kapusta), cuando una vez al año se reúnen para recordar al Maestro Reyes y hacer entrega a un nuevo recipiendario de la prenda que únicamente se sigue luciendo con varonil orgullo, en el barrio de Boedo.
Junto con el lengue, se entrega también al nuevo caballero la reproducción de un grabado de Reyes, que representa la típica callecita de arrabal con el compadrito apoyado en la pared luciendo el lengue con las iniciales bordadas.




Habrá quien diga que Boedo no es la cuna de las Órdenes, que La Boca fue la primera en instaurar la Orden del Tornillo de la mano de don Quinquela Martín, y que posteriormente a la del Lengue, nació la Orden del Buzón en la vecina Nueva Pompeya, pero lo que nadie podrá discutir es que el varonil lengue blanco identifica a los boedenses en cualquier lugar en que lo luzcan.
Y toda esta historia de compadritos, malevos y lengues dio nacimiento a otra Orden: la de las Damas del Abanico.
Volvemos entonces a las cenas de camaradería de los lengueros, a las que son invitadas sus respectivas esposas. Las señoras, algo celosas por ser dejadas al margen en este reparto masculino de pañuelos, decidieron, durante la sobremesa de la entrega del Lengue 2008, que también ellas fundarían una Orden, a semejanza de la de los Caballeros y obviamente, integrada sólo por mujeres. Tras una muy breve discusión y al advertir que la mayoría de ellas trataba de ahuyentar con sus abanicos los 33º de esa calurosa noche de diciembre, eligieron ese adminículo como distintivo del grupo femenino.

Basándose en los estatutos de la Cofradía, se reunieron el 28 de junio de 2009 y sentaron las bases de la Orden de las Damas del Abanico. Sus primeras integrantes hicieron uso del voto secreto para elegir autoridades, siendo electas por mayoría simple las siguientes damas del grupo: Gran Dama: Silvia Martínez; Secretaria: Graciela Antoñanzas; Tesorera: Alicia Rodríguez y Secretaria de Actas: Cora Stábile.
Vocales: Isabel Merellano, Alicia Larreategui, Leonor Mazzarone, Mónica Keuthe, Silvia Aimery, Ana Paz, Marta Sánchez, Iris Arias y Otilia da Veiga.
Damas Eméritas: Ana Reyes y Dorita Mariño.

Esta Orden, tal como hace su similar, se dedica a promover expresiones culturales en especial realizadas por mujeres, distinguir a las mismas por su merecimiento e investigar sobre la vida y obra de mujeres que hayan hecho aportes a la cultura y el bienestar de la población en general y del barrio de Boedo en particular.
Como sucede entre los Caballeros del Lengue, también las Damas representan a diferentes profesiones, las hay empresarias, escritoras, docentes, empleadas, artistas plásticas, amas de casa, licenciadas en periodismo, etc.
Durante 2010 renunciaron a la Orden por razones particulares las señoras Iris Arias y Alicia Larreategui y se incorporó María Rosa Cagnone como vocal. También sufrieron la pérdida de Mónica Keuthe, una de las damas que más había hecho por la formación de la Orden. El número de integrantes de la Orden es de quince miembros, sin contar las Damas Eméritas, grupo éste al que pasan a pertenecer las nuevas Damas que se nombran anualmente.
Cuando las Damas de la Orden se refieren al abanico como símbolo de su grupo, fundamentan así la elección del mismo:
Cuando nos preguntan la razón de la denominación de nuestro grupo, explicamos lo siguiente:
Según el diccionario, orden se denomina a cualquiera de las instituciones civiles creadas para premiar y honrar a las personas beneméritas.
Y la razón de porque un abanico, es simple: Es un adminículo de uso exclusivamente femenino en la actualidad, y como este grupo está formado sólo por mujeres, hemos buscado un elemento que nos identificara, encontrando que un abanico sería muy apropiado para nuestros fines.
Los orígenes del abanico se remontan al año 3000 A.C. Aparece en Egipto, representado en la cabeza de una maza ceremonial; en manos de dos esclavos que lo utilizan en un cortejo real.
Eran de gran tamaño, fijos y circulares y casi exclusivamente hechos con plumas. Fueron utilizados también por romanos y griegos y existe una tradición milenaria china del año 2697 A.C. donde se cuenta que el abanico fue inventado por la hija del mandarín Kan-Si, la que al sentirse sofocada durante un baile, agitó su antifaz ceremonial muy cerca de su cara, dando origen a una moda que se extendió muy pronto entre las bellas de la corte.
Todos estos modelos eran rígidos, ya que los primeros abanicos plegables se crearon en Japón recién en el siglo IX D.C.
En América, los conquistadores españoles encontraron abanicos fabricados con hojas de palma trenzada y adornados con plumas de colores, que eran utilizados por incas y aztecas. Incluso Moctezuma obsequió a Hernán Cortés con seis abanicos de plumas de bellos colores.
También Cristóbal Colón, de regreso en España, entregó a la Reina Isabel “La Católica” un abanico de estas plumas, traído de las Indias.
En España, país con el que tradicionalmente se relaciona al abanico, las primeras referencias aparecen recién en el siglo XIV, donde se menciona a uno de los nobles de la corte como el “portador del abanico”, servicio que cumplía para el rey y que era considerado un alto honor.
El abanico fue muy apreciado por la mayoría de las reinas, como por ejemplo Isabel I de Inglaterra, que dijo que era “el único regalo que podía aceptar una reina”. O Luisa de Suecia, que en 1774 creó una Orden Real del Abanico, para distinguir a las Damas de su corte; o Isabel Farnesio, esposa de Felipe V, que llegó a tener 1636 abanicos.




Estos son los fundamentos de la Orden del Abanico, pero a diferencia de la del Lengue, las Damas realizan actos culturales cada tres meses y está abierta al público en general, pudiendo apoyar a la misma en concepto de miembros adherentes.
Han realizado actos de presentación de libros; muestras de Origami; lectura de textos propios sobre mujeres famosas de la historia argentina; charlas sobre medicinas para el alma; introducción a la Cabala, numerología y Tarot; realizaron visitas guiadas al Teatro Colón y veladas musicales. Además, tienen un blog en Internet, donde vuelcan notas de interés para la mujer e informan sobre todo lo realizado por las Damas.
También otorga premios en certámenes de Escultura y Pintura, destacando la labor femenina en los mismos, y cada año nombra a una nueva Dama, a la que se le hace entrega de un abanico con sus iniciales pintadas a mano por la señora Alicia Rodríguez, y de un diploma que la individualiza como Dama de la Orden.



En el año 2010 se nombró a la escritora y reconocida letrista de tangos, Dra. Haidé Daibán como “Dama del Abanico del Año”, por su trayectoria y por haber vivido durante su infancia en Boedo, barrio que además, ha inspirado algunos de sus más bellos poemas.


Y en septiembre de 2011, recibirá la misma distinción la Licenciada Liliana Barela, Directora General de Patrimonio e Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, buceadora incansable de la historia argentina, que guarda entre sus recuerdos de infancia y adolescencia, gratos momentos vividos en el barrio de Boedo.



Hasta aquí, una breve reseña del origen y de las actividades de ambas Órdenes, que esperamos continúen apoyando la amistad y la cultura en Boedo, o donde quiera se encuentre alguno de sus integrantes.

EL PETISO OREJUDO EN EL BARRIO DE BOEDO

AUTOR : Leonel Contreras

De alguna u otra manera en Buenos Aires todos conocen la historia del “Petiso Orejudo” (1). Cayetano Santos Godino nació en nuestra ciudad en 1896 y fue uno de los asesinos más famosos de toda la historia criminológica argentina. Sin embargo y aunque la historia del terrible asesino esté perfectamente estudiada e investigada (2), pareciera ser como que el mito quisiera superar permanentemente a la realidad. Hoy en día, es común escuchar a historiadores y periodistas decir que Cayetano Santos Godino fue el “más terrible asesino serial de la historia argentina”. De la misma manera, también es costumbre sostener que fue el primero de todos ellos. Pues bien, no fue ni el primero ni el más terrible, es más ni siquiera puede ser considerado como “asesino serial”, ya que no tuvo un plan concreto de elección de sus víctimas. Sí, en cambio fue “asesino múltiple”, aunque tampoco el primero. Solo basta recordar las “andanzas” de Pepe Requejo y Domingo Cayetano Grossi.
Cayetano Santos Godino, más conocido como “El Petiso Orejudo” nació en Buenos Aires, en el barrio de San Cristóbal, el 31 de octubre de 1896. Proveniente de un hogar muy pobre, tuvo que sufrir la desgracia de un padre alcohólico y golpeador, así como la saña de una enteritis que lo tuvo a mal traer durante los primeros años de su vida. Fue un chico difícil, mentalmente enfermo, que nunca pudo adaptarse a la escuela y que desde los seis o siete años de edad se la pasaba vagando en la calle. El problema grave, sin embargo, era que su trastorno psíquico se traducía en ataques con ganas de matar a alguien. Por su precaria contextura física, casi siempre atentaba contra niños muy chiquitos o bien contra animales.


Entre los siete y los dieciséis años, “el Petiso Orejudo” mató a cuatro menores y lastimó a otros siete, aunque desde ya tenemos que confesar que sospechamos de muchas más víctimas. De los cuatro muertos, hay dos casos que son dudosos, uno que no se pudo comprobar nunca y otro que pareciera que se lo endilgaron. El primero de estos dos es el caso de una nena que el mismo Godino confesó enterrar viva en un baldío de la calle Río de Janeiro, en el barrio de Caballito. El segundo, es el crimen de Arturo Laurora, un chico de 12 años que había sido encontrado muerto el 26 de enero de 1912 en una casa desocupada en la calle Pavón 1541 y que se sospechaba que los asesinos pertenecían a una banda vinculada con el delito de corrupción de menores. Sin embargo, cuando Godino fue detenido, casi once meses después del crimen, confesó también ser el autor del mismo. Destacamos que Laurora fuese un chico de 12 años, ya que las otras víctimas de Godino oscilan entre los 5 años y los 18 meses, edades mucho más lógicas para el objetivo de un adolescente flacucho que medía 1,51 y que encima tenía problemas mentales.
La siguiente víctima de Godino fue Reyna Bonita Vainicoff, una nena de cinco años, a la que el “Petiso” le prendió fuego al vestido mientras miraba una vidriera en la calle Entre Ríos 538. El hecho ocurrió el 7 de marzo de 1912, muriendo Reyna días después. Luego vino el crimen de Jesualdo Giordano, el más famoso de todos sus asesinatos y por el que lo detuvieron definitivamente. Este crimen, ocurrido el 3 de diciembre del mismo año, pasó a la historia porque el “Petiso” atrevesó la cabeza del menor con un clavo.
Entre las víctimas del “Petiso Orejudo” que afortunadamente lograron sobrevivir se encuentran: Miguel de Paoli de 1 año y 9 meses (28 de septiembre de 1904, golpeado y arrojado sobre unas espinas), Ana Neri de 1 año y 6 meses (1905, golpeada en la cabeza con una piedra), Severino González Caló de 1 año y 10 meses (9 de septiembre de 1908, intento de ahogamiento en un bañadero de animales), Julio Botte de 1 año y 8 meses (15 de septiembre de 1908, quemado en el párpado con un cigarrillo), Roberto Carmelo Russo de 2 años y 6 meses (8 de noviembre de 1912, intento de estrangulamiento), Carmen Ghittoni de 3 años (16 de noviembre de 1912, golpeada) y Catalina Neolener de 5 años (20 de noviembre de 1912, golpeada).
En primera instancia debemos decir que antes de sus tres últimos asesinatos, el “Petiso Orejudo” había estado preso en la Colonia de Menores de Marcos Paz (entre diciembre de 1908 y diciembre de 1911) y que posteriormente se instaló con su familia en el barrio de Parque Patricios. Sin embargo, con anterioridad también había vivido en los barrios de Boedo, Balvanera, San Cristóbal y Almagro.
Decimos que el Petiso Orejudo vivió en el barrio de Boedo y efectivamente esto es así. Como sostengo en mi libro La leyenda del Petiso Orejudo, “alrededor de 1900, los Godino dejaron el barrio de San Cristóbal. Seguramente el alza en los precios de los alquileres del cada vez más cotizado barrio ahuyentaron a la familia a otras zonas un poco más periféricas: los barrios de Boedo y Almagro, al noroeste de San Cristóbal. En los primeros años del siglo los Godino habitaron un conventillo de Liniers y Estados Unidos en el barrio de Boedo; para luego recluirse en el conventillo de Liniers 166 (casi esquina Victoria –actual Hipólito Yrigoyen-) en el barrio de Almagro. Siempre ocuparon dos piezas en todos los conventillos que habitaron, claro que seguramente, ya por estos años se habían reducido” (3).
Como ya explicamos con anterioridad, en 1904, Cayetano Santos Godino cometió su primer atentado. Fue contra el menor Miguel de Paoli, de 9 meses de edad. Según lo expresado por el propio Petiso, este episodio habría ocurrido en un baldío que existía en la calle Estados Unidos entre Liniers y Loria (barrio de Boedo), a la vuelta del conventillo que la familia Godino había ocupado en la calle Liniers y Estados Unidos y que por dicho motivo Cayetano conocía de memoria.
Al momento de su declaración en 1912 el Petiso se encargó hasta de precisar que en ese lugar de la calle Estados Unidos se había construido una casa dos años atrás (Ca. 1910) (4). Suponemos que ese baldío se encontraba frente a la Estación Vail de Tranvías (donde hoy se encuentra la Plaza Mariano Boedo, estaba limitada por las calles Loria, Estados Unidos, Liniers y Carlos Calvo, en ese entonces llamada Europa) (5), ya que el mismo Godino dice que el hecho fue detrás de un conventillo que él mismo había habitado en Estados Unidos y Liniers. Sin embargo, hay otros autores que identifican con este episodio las direcciones de Humberto 1° y Liniers o la de Oruro entre San Juan y Humberto 1°. De hecho, al momento de su declaración, la mamá de Miguel de Paoli, Luisa Carbone de Larzen, hace mención que al día siguiente del ataque “se le apersonó Godino diciéndole que el mismo había encontrado a su hijo en un terreno baldío de la calle Oruro y que él lo había socorrido y acompañado hasta la comisaría 10ª de entonces –sita en la actual Catamarca entre Jujuy y Cochabamba-” (6).
Con posterioridad a su reclusión en el correccional de Marcos Paz, el Petiso Orejudo cometió varios atentados pirómanos en el barrio de Boedo. El primero, probablemente antes de julio de 1912 habría ocurrido en un aserradero de la calle San Juan y Quintino Bocayuba. En la declaración consta de la siguiente manera: “Además, en la calle San Juan y Quintino en un aserradero hizo lo mismo poco tiempo antes del hecho anterior y además de haber prendido fuego, este fue sofocado por el propietario.” (7) Aparentemente, allí prendió fuego derramando una botella de alcohol sobre un escritorio.
El segundo ocurrió ni más ni menos que en nuestra ya mencionada Estación Vail: “Allí, Cayetano aplicó un fósforo a unas escobas y otros materiales de limpieza ubicadas dentro de un armario de madera de tres cuerpos que existía en el galpón principal a la izquierda del portón de entrada de Estados Unidos 3360, por dónde él mismo había ingresado. Finalmente, Cayetano huyó por el portón de Carlos Calvo 3325. Una vez provocado el incendio, un capataz de la estación percibió el hecho. El incendio se apagó pero nunca se supo quién lo había provocado. Probablemente, el jefe de la estación, un uruguayo llamado Antonio Braccheti hubiese llamado a los bomberos, pudiendo de esta manera Cayetano observar una vez más su trabajo, tal como lo había hecho cinco años antes en el corralón de Corrientes y Pueyrredón”. (8) Sobre este incendio tenemos dos fotos que constan en el expediente y que muestran el estado en el que quedó la estación luego de ser prendida fuego por Godino .



El 23 de noviembre de 1912 (también en algunos lugares del expediente se habla del 30 de noviembre) hubo lugar para un tercer atentado pirómano en el barrio de Boedo. Fue cuando el Petiso Orejudo atacó el galpón de zinc existente en Carlos Calvo 3940 . “Como a las once de la mañana y a la izquierda de la entrada que tenía el galpón por Carlos Calvo, Cayetano aplicó un fósforo encendido a unos cajones de azulejos. Luego huyó. Quince minutos más tarde, el comerciante Enrique Sorzana, que era vecino del galpón, percibió el fuego, que finalmente fue sofocado por los operarios de la casa. Los perjuicios fueron de poca importancia”.(9)


También un día a fines de noviembre (aunque el Petiso se encargó de ubicar este hecho el mismo día del atentado al aserradero de San Juan y Quintino Bocayuba), “cerca de la una de la tarde, Cayetano prendió fuego al aserradero de Colombres 744 e Independencia 3678 (es el mismo predio donde alguna vez funcionó el mercado “Ideal” y donde hoy está Coto. El pequeño incendiario ingresó por el portón de Colombres y viendo una pieza inmediata a la entrada, dónde había papeles, muebles viejos y otros materiales combustibles, no se le ocurrió mejor idea que encender un fósforo y acercarlo a dichos materiales. Luego, se retiró sin ser visto. El fuego fue finalmente apagado por las personas de la casa, que lamentablemente para Cayetano no se tomaron el trabajo de llamar a los bomberos”. (10)

Muchos son los episodios de la vida del Petiso Orejudo que podemos ubicar en el barrio de Boedo. Hacia 1912, por ejemplo, nuestro personaje trabajó en el corralón de transportes y mudanzas “El Progreso” de Paulino Gómez, que se encontraba en Liniers 2108 y con salida por Chiclana 3340. Allí, el 24 de septiembre de dicho año asesinó a un caballo de tres puñaladas. Unos meses más tarde, el 20 de noviembre, raptó a la menor Catalina Neolener de su domicilio Constitución 4235 (por dónde hoy pasa la autopista). Intentó llevarla a un terreno baldío pero fue detenido en el zaguán de la casa Directorio 78.
Sin embargo, hubo una tentativa de asesinato que fue paradigmática en la carrera criminal de Cayetano Santos Godino y que ocurrió en Boedo. Hablamos del atentado contra el menor Roberto Russo, ocurrido el 8 de noviembre de 1912. Decimos que fue paradigmático ya que el Petiso fue detenido por esta tentativa pero luego por falta de pruebas terminó siendo liberado y como consecuencia cometiendo el horroroso crimen del chico Jesualdo Giordano por el cual sería condenado en diciembre de ese mismo 1912. A continuación paso a transcribir mi investigación sobre el caso del menor Russo, la que consta en el libro La leyenda del Petiso Orejudo.
“El viernes 8 de noviembre de aquel 1912, Cayetano Santos Godino transitaba por las calles del barrio de Boedo cuando observó al menor de dos años y medio Roberto Carmelo Russo jugando con su hermano, de cinco, Fernando Vicente en la puerta de su domicilio de Carlos Calvo 3890, casi esquina Castro. Al observar Cayetano a Roberto le ofreció ir a un almacén dónde, según le dijo, le compraría caramelos.
(…) La zona sur de Boedo todavía era un barrio de quintas, hornos de ladrillos, tambos lecheros y pulperías. Hasta allí llegó Cayetano con su víctima. Al pasar por la antigua calle Artes y Oficios, que desde julio llevaba el nombre de un estadista brasileño llamado Quintino Bocayuva; entre las de Tarija y Pavón encontró un alfalfar abandonado. El alfalfar se encontraba bordeado por la avenida La Plata, Tarija, Pavón y Quintino Bocayuva y parte del mismo existía en lo que dos años antes había sido la antigua quinta de don Carlos Guedes. Una vez en el alfalfar, Cayetano tendió a Roberto sobre el piso y le ató el cuello con dos vueltas de piolín y los pies con una cinta negra.
El destino quiso que una vez mas y como había ocurrido con Miguel de Paoli, Ana Neri y Severino González, alguien acudiera al rescate de Roberto. Un peón del alfalfar llamado Esteban Poggi sorprendió a Cayetano en el mismo instante en que procedía a matar al menor. Automáticamente, el joven asesino repitió la comedia del “salvador”. Como vio que al darse cuenta de su presencia Cayetano se quedó parado, Poggi se le acercó y le preguntó que era lo que estaba haciendo con Roberto. Cayetano comenzó a desatar al chico y dijo a Poggi que en esa penosa situación había encontrado a éste y que le quitaba el piolín que tenía en el cuello para evitar su muerte. Ante tal explicación, el peón optó por creerle y lo dejó marchar con Roberto para hacer la denuncia del hecho. A las 16:30, Cayetano se presentó ante el comisario Juan Acosta de la sección 36ª, que se encontraba de turno en la parada de Castro Barros y Juan de Garay, con Roberto Russo en sus brazos y comentóle que así, con el piolín en el cuello, la cinta en los pies y semiasfixiado, lo había encontrado en el alfalfar de Quintino Bocayuba y Pavón (11).
Sin saber que hacer, Juan Acosta liberó a Roberto de sus ataduras y se dirigió a la parada de su compañero, el cabo Eulogio Acosta, existente en la esquina de Boedo y Pavón dónde le contó lo sucedido. Como notara el cabo Acosta lesiones en el cuello del menor, resolvió llevarlo a una estación sanitaria de Nueva Pompeya.
Una vez confirmada la desaparición de Roberto, su madre Ángela se había dirigido a la comisaría 12ª de José María Moreno y Rosario, la misma dónde Cayetano había estado preso luego de atentar contra la vida de Severino González Caló. La policía, por circular telegráfica recomendó averiguar el paradero de Roberto a las comisarías seccionales del municipio. Al volver a su casa, Ángela recibió la visita de Cayetano, el cual había sido dejado en libertad por el agente Acosta. El salvaje criminal le relató la manera en que su hijo había sido encontrado, lo cual provocó la locura de la madre que salió desesperada en su búsqueda.
Cuando Eulogio Acosta se dirigía hacia la estación de Nueva Pompeya vió llegar a Ángela en un estado de total desesperación. La señora de Russo le manifestó que era la madre de la víctima; que su hijo había desaparecido de su casa a las cuatro de la tarde y que un menor como de 16 años, que se le había presentado como Cayetano Santos Godino, había ido a su casa a avisarle la forma en que Roberto había sido hallado. Una vez que Roberto fue trasladado a la estación sanitaria y en tanto el comisario de la 12ª, Kern y su auxiliar de servicio Sixto Villar iniciaron las averiguaciones del caso, Eulogio Acosta supo por su compañero Juan que la descripción del tal Godino que daba la madre del menor coincidía con la del chico que había traido en brazos a Roberto hasta su parada. Ante estas revelaciones, Eulogio se dirigió hasta el lugar del hecho dónde encontró al peón Poggi, quién le relató como había sorprendido a Cayetano. Finalmente, Acosta procedió a detenerlo.
Cayetano Santos Godino llegó detenido a la comisaría 12ª, la misma a la que había arribado luego del atentado a Severino. Justo en aquel momento, entraba a dicha comisaría Vicente Russo, el padre de Roberto, acompañado por su otro hijo Fernando. Al ver Fernando al detenido, no dudó en indicarlo como el sujeto que había raptado a su hermano con la excusa de comprarle caramelos, al momento en que ambos se encontraban en la vereda de su casa de la calle Carlos Calvo.
El doctor Joaquín Grecco informó que Roberto presentaba varias contusiones en el cuello, producidas por la compresión ejercida por el hilo que había sido pasado dos veces alrededor del mismo. Sin embargo, las lesiones eran leves y Roberto quedó fuera de peligro. Cayetano Santos Godino (a) “el Oreja” y “el Petiso Orejudo”, 16 años, domiciliado en General Urquiza 1970, de profesión vendedor ambulante, quedó incomunicado y fue procesado por una tentativa de estrangulamiento al menor Roberto Carmelo Russo y remitido a la Alcaldía de la Primera Sección a disposición del Juez de Instrucción doctor Juan del Campillo. A pesar de que el atentado a Roberto no había quedado impune como los anteriores e incluso la prensa de la época le había dedicado al hecho un amplio espacio en sus páginas de la sección policiales, Del Campillo tomó la decisión de dejar en libertad a Cayetano por falta de mérito, el 12 de noviembre de 1912. La decisión había sido tomada muy apresuradamente y la justicia se había lavado las manos sabiendo perfectamente de quien se trataba. Incluso, La Nación del 9 de noviembre hace mención a los gravísimos antecedentes de Cayetano Santos Godino. (12). Es muy probable que en el sumario levantado por Del Campillo, lamentablemente extraviado al momento de la investigación, Cayetano hubiese relatado algunas de sus anteriores aventuras criminales.” (13)
En el año 2006 tuvimos oportunidad de conocer al brillante humorista e imitador Carlitos Russo. El episodio ocurrió en la biblioteca de la Asociación General Alvear, sita en Avellaneda 542, barrio de Caballito. Allí, en el marco de una contratación para un espectáculo de Russo, nos pusimos a conversar sobre distintos temas hasta que de repente la bibliotecaria, María Rosa, comentó que yo había escrito un libro sobre el Petiso Orejudo. Carlitos Russo se mostró interesado por demás e incluso hizo mención a que un familiar, (un tío suyo, hermano de su padre) había sido atacado por el mismo. Sinceramente yo no presté atención al comentario, ya que son muchos los que dicen tener parientes atacados por Godino. Tampoco relacioné el apellido de Russo con el del menor atacado por el Petiso en 1912.
Sin embargo, cuando Carlitos abrió mi libro, lanzó un “¡Acá está! ¡Éste es mi tío! ¡Roberto Russo!”. Recién entonces fue que hice la relación. En primera instancia sentí un escalofrío, pero al mismo tiempo me preguntaba como un menor atacado en 1912 podía ser el tío de Carlitos Russo, un muchacho de unos 45 años en 2006. Me explicó entonces que sí, que su padre era mucho menor que Roberto y que además lo había tenido de grande. Las cuentas cerraban y Carlitos siguió leyendo más que interesado. Estaba maravillado y no paraba de comentar que se había criado escuchando esa historia pero siempre como un tema tabú del que no se hablaba mucho en su casa.

Al llegar al párrafo donde hago mención a Fernando Vicente, hermano de Roberto, Carlitos me planteó que no podía ser, que allí me equivocaba ya que su papá no había tenido ningún hermano con ese nombre. Yo le dije que la equivocación era factible pero no muy, ya que esos nombres constaban en las declaraciones del expediente policial. No lo convencí pero igual siguió leyendo entusiasmado, hasta que al rato, exaltado, como si hubiera realizado un descubrimiento increíble, gritó: “Pero claro… Fernando Vicente… Tito… este es Tito… otro hermano de mi papá que murió joven, al que yo no conocí”. Ahora si cerraba todo. Carlitos estaba fascinado y yo más, por lo que estaba escuchando. A los pocos minutos sin embargo, terminamos la conversación y mutuamente nos agradecimos por las cosas que ambos nos habíamos enterado.
Volviendo a nuestro trabajo y para terminar, debemos comentar que el 4 de enero de 1913 el “Petiso Orejudo” ingresó provisoriamente en el Hospicio de las Mercedes (en la actualidad es el Hospital Borda), siendo luego condenado y trasladado a la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras y posteriormente al Penal de Ushuaia donde terminó sus días el 15 de noviembre de 1944. Su muerte también está rodeada por la leyenda; dicen que lo mataron los penados porque le había partido el espinazo a dos gatitos que eran mascotas de los presos. Nosotros sabemos que esto ocurrió 11 años antes de su muerte, en 1933, así como que a causa de ello, el “Petiso” fue golpeado debiendo ser internado en el hospital de la prisión. La causa oficial de su muerte en 1944, es una hemorragia producida por un proceso gastroduodenal. Sin embargo, parece que el mito es mas fuerte y se sigue insistiendo en la otra versión, más terrible y morbosa (14).

CITAS
(1) Los primeros y el último párrafo de este trabajo ya fueron expresados por el autor en: LEONEL CONTRERAS. “El Petiso Orejudo y su presencia en el barrio” en Misceláneas de Parque Chacabuco: aportes de la primera jornada de historia del barrio. Buenos Aires, Junta de Estudios Históricos del Barrio Parque Chacabuco, 2010.
(2) Cfr. LEONEL CONTRERAS. La leyenda del Petiso Orejudo, Buenos Aires, Ediciones Turísticas, 2004.
(3) L. CONTRERAS. Op. cit., pag. 27-28.
(4) Cfr. AGT. Op cit, 1er Cuerpo, folio 56
(5) Aunque existen planos que hacen llegar la estación hasta la calle 24 de Noviembre tenemos dudas de que alguna vez la misma haya ocupado dos manzanas.
(6) AGT. Op cit, 1er Cuerpo, folio 128.
(7) AGT. Op cit, 1er Cuerpo, folio 60.
(8) L. CONTRERAS. Op. cit., pag. 78.
(9) L. CONTRERAS. Op. cit., pag. 88.
(10) L. CONTRERAS. Op. cit., p.p. 88-89.
(11) La Nación del 9 de noviembre de 1912 relata la versión de que Godino se marchó del lugar, creyéndose que había asesinado a Roberto, para luego informar del caso a Juan Acosta, quién encontró a Roberto en el alfalfar y lo liberó. La versión de La Prensa de aquel mismo día indica que Juan Acosta encontró a Roberto semiasfixiado y que como Godino merodeaba la zona de manera sospechosa lo terminó deteniendo. Según el artículo de La Razón del 25 de febrero de 1962 y el de Clarín del 12 de noviembre de 1978, Roberto fue muerto por Godino. Nosotros nos basamos en la versión existente en el informe de la comisaría 12ª al jefe de policía, existente en O. GAGLIARDI; J. LA TERZA. Op cit, Tomo I, p.p. 163-165, el cual es la única fuente sobre el caso, ya que el sumario levantado por el mismo se encontraba extravidado al momento de la investigación y no figuraba en el legajo 2255 del Archivo General de los Tribunales.
(12) Cfr. La Nación. Buenos Aires, sábado 9 de noviembre de 1912, N° 14.880, pag. 12.
(13) L. CONTRERAS. Op. cit., p.p. 78-84.
(14) Cfr. L. CONTRERAS. Op. cit.


BIBLIOGRAFÍA
FUENTES INÉDITAS
ARCHIVO GENERAL DE LOS TRIBUNALES. Buenos Aires, República Argentina, Sección Penal, Legajo número 2255 – Criminal.
ARCHIVO HISTÓRICO DEL SERVICIO PENITENCIARIO NACIONAL. Buenos Aires, República Argentina, Instituto de Clasificación 01/259, Ficha criminológica número 246.
CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LA POLICÍA FEDERAL. Buenos Aires, República Argentina, Orden del Día, Volumen XXV, Año 1906.
CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LA POLICÍA FEDERAL. Buenos Aires, República Argentina, Orden del Día, Volumen XXX, Año 1912.
INSTITUTO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. Buenos Aires, Republica Argentina, Plano del Municipio de la Capital Federal confeccionado por Jorge Bröndsted, Año 1897.
INSTITUTO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. Buenos Aires, Republica Argentina, Plano de la ciudad de Buenos Aires confeccionado por el Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad número 1315/1, Año 1907.
INSTITUTO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. Buenos Aires, Republica Argentina, Plano de la ciudad de Buenos Aires confeccionado por el Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad número 268, Año 1910.
MUSEO POLICIAL. Buenos Aires, República Argentina, Ficha 3244, correspondiente a Cayetano Santos Godino.
MUSEO POLICIAL. Buenos Aires, República Argentina, Fichas correspondientes a Domingo Cayetano Grossi, el homicidio de Delfina Pereyra y el caso Pedro Tenaglia.

FUENTES EDITADAS
GAGLIARDI, Oscar; LA TERZA, Juan y MANRIQUE, Jorge. El museo del crimen de la Policía Federal. Buenos Aires, Biblioteca Policial, 1946. (Varios tomos)



PERIODICOS Y REVISTAS
Caras y Caretas. Buenos Aires; marzo, abril y mayo de 1933.
Crítica. Buenos Aires; noviembre de 1944.
El Diario. Buenos Aires; diciembre de 1912.
La Prensa. Buenos Aires; enero, noviembre y diciembre de 1912 y noviembre de 1944
La Nación. Buenos Aires; enero, noviembre y diciembre de 1912.

BIBLIOGRAFÍA Y ARTÍCULOS ESPECÍFICOS
BASSETTI, Ricardo. “Buenos Aires del Petizo Orejudo” en Mundo Policial, Buenos Aires, enero-febrero de 1973, número 23.
CONTRERAS, Leonel. La leyenda del Petiso Orejudo. Buenos Aires, Ediciones Turísticas, 2004, n° 3 de la Colección “Buenos Aires”.
CONTRERAS, Leonel. “El Petiso Orejudo y su presencia en el barrio” en Misceláneas de Parque Chacabuco: aportes de la primera jornada de historia del barrio. Buenos Aires, Junta de Estudios Históricos del Barrio Parque Chacabuco, 2010.
GAMBINI, Héctor. “La historia de un adolescente que no podía parar de matar” en Clarín, Buenos Aires, lunes 15 de noviembre de 1999, número 13.327.
MORENO, María. El Petiso Orejudo. Buenos Aires, Planeta, 1994.
SIDOLI, Osvaldo. El barrio de la veleta: historia del Caballito. Buenos Aires, Honorable Concejo Deliberante, 1996, pag. 238.
SOIZA Y REILLY, Juan José de. “Almas y sombras en el presidio de Ushuaia” en Caras y Caretas, Buenos Aires, mayo de 1933. [s. d.d. e.e.].
VALLEJOS, Marcelo. “Los crímenes del Petiso Orejudo” en Todo es Historia, Buenos Aires, julio de 1993, número 312.
“Años de terror del Petiso Orejudo” en Clarín, Buenos Aires, domingo 12 de noviembre de 1978, número 11.748.
“El Petiso Orejudo: Cayetano Santos Godino (1896-1944)” en Clarín, Buenos Aires, lunes 30 de agosto de 1999.
“Sombras en la humanidad: el monstruo Godino” en La Razón, Buenos Aires, domingo 25 de febrero de 1962, número 19.094.


FUENTES ORALES
Carlos Russo

DESDE MIS RAÍCES - Recuerdos de un árbol de Boedo

AUTOR :  Profesora Alicia Larreategui



Sentí una gran soledad, el silencio era impenetrable. Mamá Lluvia y Papá Sol me ayudaron a crecer y en poco tiempo había alcanzado una respetable altura.
Era un joven con un cuerpo esbelto y una copa debajo de la cual, los niños y adultos se cubrían en los días muy soleados…
Los años fueron pasando, el silencio se fue poblando de voces, gritos y silbidos de arrieros y reseros. El tránsito fue aumentando con total rapidez, debido al paso de esta gente que acompañaba la hacienda hacia Parque de los Patricios.
Años más tarde se instalaron los primeros comercios. A los horneros y lecheros le siguieron los almaceneros, los sastres y otros negocios que le fueron dando su característica al lugar
Todo era nuevo para mi, recuerdo que una mañana del año 1898 me sobresaltaron las voces y risas de un grupo de niños. Miré asombrado y vi que a escasos pasos de Avenida Independencia y Boedo, lugar en el que me habían plantado se había inaugurado una Escuela. Vi pasar a un señor muy serio que entró al establecimiento y las voces se acallaron de inmediato. Después escuché comentar que ese señor se llamaba Andrés Campero y era el Director de la nueva Escuela.
A partir de ese momento la soledad de mi infancia se vio interrumpida y me sentí inmensamente feliz, por estar acompañado. En cada partido de fútbol que se armaba a la salida de la Escuela, una deshilachada pelota de trapo golpeaba mi vientre y a veces llegaba hasta mi copa. El Sr. Campero con su ceño fruncido vigilaba disimuladamente a sus alumnos, disfrutando con la alegría de éstos.
Corría 1905 y un movimiento inusitado de padres y maestros llamó mi atención, por las charlas de los que se cobijaban debajo de mi copa, me enteré que la "Escuela del Campero", llamada así por el apellido de su Director ubicada en Avenida Independencia 3668, entre Boedo y Colombres, se mudaba a su actual edificio, en Boedo 657, entre las intersecciones de la citada avenida y la calle México.


En el nuevo edificio escolar que tiene una estructura en “L” invertida y se accede por la Avenida Boedo, hay un mástil de quebracho y tacuara que fue donado por el padre de dos ex alumnos. Este gesto simbólico se convirtió en un acto de fe y generosidad porque durante los primeros años de su carrera como médico había atendido a sus pacientes en los quebrachales del Chaco y Norte de Santa Fe.
A un costado se encuentra la campana, repicando o silenciosa, alrededor de la cual se siguen tejiendo infinidad de historias, con sus canteros floridos, las baldosas brillantes, las aulas y el sol de los fríos días de invierno que iluminan el edificio.

A partir de 1910, cuando la Escuela recibió el nombre de "Doña Martina Silva de Gurruchaga" todos los años se le rinde homenaje a su Patrona, patricia nacida en Salta el 3 de noviembre de 1784 y que contribuyó al éxito de la batalla que el General Don Manuel Belgrano iba a librar en esa provincia.
Doña Martina hospedó al General Belgrano en su casa de Los Cerrillos y donó el paño azul para los uniformes de los soldados. Además armó y equipó una poderosa partida de paisanos y en la víspera de la batalla del 20 de febrero penetró en el campo de Castañares al frente de sus hombres descendiendo por las lomas de Madeiros.
La Salteña llevaba una bandera bordada por ella y al entregársela al General, éste le dijo: "Señora si en todos los corazones americanos existe la misma decisión que en el vuestro, el triunfo de la causa por la que luchamos será fácil".
Belgrano premió a Doña Martina con el título de Capitana del Ejército Patriota y le obsequió una manta de seda, prenda que usaban entonces las damas con la leyenda " A la benemérita patriota Capitana del Ejército Patriota, Doña Martina Silva de Gurruchaga"

Todos los años cuando se acerca el aniversario de la patrona, el ámbito se tiñe de rojo y negro para homenajearla con los colores típicos del poncho salteño. Mientras que en el aire se escucha una baguala y la zamba carpera repica en las botas y se contonea en las faldas de las parejas de alumnos, maestros y padres deseosos de bailar.
El tiempo siguió su curso y la soledad que observaba desde mi lugar cada día al finalizar la jornada, se llenó de voces por la creación de la Universidad Popular de Boedo, en el año 1928. Su fundador Don José González Castillo, poeta, escritor y dramaturgo, daba clases de Teatro en el establecimiento.


La Universidad fue un lugar importantísimo para los miembros de la comunidad, quienes pudieron asistir después de su jornada laboral. Algunos iban a completar su escuela primaria o a tomar diferentes cursos de dibujo, pintura, teatro, y carpintería, entre otros.
Siempre atento a todas las novedades de mi ya querida Escuela, llegamos al año 1986. Ese año observé que docentes, padres, alumnos y todo el personal junto a algunos miembros de la Asociación Cooperadora y algunos vecinos salían a recorrer el barrio, redescubriendo edificios, estilos arquitectónicos, murales olvidados para documentar lo observado en una muestra abierta al público: "El Proyecto Boedo" en el que la música, la poesía y la danza se conjugaron para brindar un encuentro dinámico que ha quedado indeleble en la memoria de quienes pudieron disfrutarlo.
Siguió la vida y a través de escuchar distintas charlas de quienes se paraban debajo de mi copa, nos sorprendió el año 1998, fecha en la que se festejaron los primeros 100 años de la Escuela y la comunidad entera quiso brindarle lo mejor.
Así que bajo esa premisa, se convocaron a ex alumnos y docentes para contar sus viejas anécdotas como homenaje al amor por su querida Escuela y de ese modo recordar sus mágicas vivencias.
Con el compromiso y entusiasmo de un ex alumno (a cargo de la coordinación del proyecto) se logró la edición de un libro, en cuya tapa se observa una pizarra apoyada sobre una computadora portátil, como símbolo del transcurso del tiempo (1898 - 1998) y donde se conjugan infinidad de anécdotas, fotos del pasado y presente, entrevistas, poesías, documentos escolares, cartas y listas del personal docente que pasó por la Escuela en su primer Centenario.
Durante ese mes aniversario, la escuela ofreció diferentes propuestas y actividades recreativas los días sábados por la tarde. Recuerdo que en la primera reunión se llevó a cabo una "Jornada de juegos antiguos" compartida entre abuelos, padres y niños, con torneos de balero, billarda, diábolo, bolitas, donde tampoco faltaron la rayuela, los barriletes, los trompos y otros juegos de la época.
Lo que más orgullo me dio es que muy cerca de mí, alumnos, docentes y padres, plantaron sobre la entrada de Independencia un lapacho amarillo, que en la actualidad es un joven fornido que luce una frondosa copa.
Al sábado siguiente un grupo de alumnos guiado y orientado por sus maestros interpretó la obra de Roberto Mariani "La Oficina", con gran entrega y dedicación, en la que los chicos dramatizaron la pieza teatral, que mereció el sincero elogio del público presente.
Llegamos así al tercer sábado del mes donde se recreó un típico café de los años 30. Todo el barrio colaboró para ambientar el salón, como un antiguo comercio de la zona que facilitó su primera caja registradora, para el "Café Nostalgias".
Las ventanas lucieron cortinas de macramé, los cafés y bares prestaron sus vajillas y manteles, algunos cuadros, carteles fileteados y todo lo necesario para darle sabor a un café del pasado. Dos mamás vestidas a la usanza de los años 30, atendían al público que se acercó a contar sus más preciados recuerdos. Fue un encuentro de músicos, escritores, poetas, ex alumnos y vecinos del barrio que, con un fondo musical de tango y algunos valsecitos acordes con la época, fueron desgranando sus más íntimas vivencias, en un clima de total emoción
El cierre estuvo a cargo del Coro de TEMA (Taller Escuela de Música y Arte), que aportó un fuerte brillo y calidez al evento.
Finalmente llego el día de la celebración. Observé una gran cantidad de autos negros estacionados frente al establecimiento y también en los alrededores, Autoridades, sobriamente vestidas, alumnos con guardapolvos bien pulcros, docentes y mamás muy coquetas y el resto de los invitados que se apuraban para entrar a la escuela bajo una incesante lluvia. Muchos, amparados bajo mi copa comentaban el suceso y trataban de ingresar lo más rápidamente posible, para lograr una buena ubicación.
El patio cubierto, herméticamente cerrado, no permitió que se deslizara una sola gota de agua que pudiera molestar a los más de 330 asistentes.
En el escenario, un papá personificando a "Boedo", una figura del barrio con lengue y chambergo fue relatando los diversos acontecimientos sucedidos, desde la inauguración de la escuela hasta esa fecha, en la que toda la comunidad escolar participó mediante una coreografía de expresión corporal, que culminó con la puesta de un Radioteatro escrito e interpretado por los alumnos de séptimo grado.
Según se oyó decir a los asistentes, el encuentro resultó inolvidable y concluyó con la visita al "Museo de la Familia", realizado en el salón de música. La comunidad entera también colaboró aportando diversos objetos agrupados por épocas. Trajes, mantillas, fotos, atuendos. Libros, revistas, láminas, instrumentos musicales y máquinas de escribir, -entre otros objetos- despertaron la emoción del público quien dejó plasmada sus impresiones en el "Libro de Oro" de la Escuela.


La calidad de las actividades realizadas por el establecimiento mereció un premio otorgado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En el año 2001, el Jefe de Gobierno entregó a las Autoridades de la Escuela una plaqueta con la leyenda "Institución Participativa" Participar es construir, que colmó de orgullo a la comunidad educativa.
Llegamos así al año 2005. "La Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo", quiso homenajear a Don José González Castillo, fundador de la Universidad Popular de Boedo colocando una placa recordatoria en el frente de la Escuela y el personal docente aprovechó la ocasión para montar la obra de teatro: "Como se hace un Drama", cuyo autor era González Castillo. Cada sábado por la tarde pude observar como los maestros se acercaban a la escuela para ensayar la obra bajo la dirección de una docente.
La noche de la presentación, a pesar del frío, una numerosa concurrencia se acercó a participar del encuentro, en cuyo cierre escuché un caluroso aplauso y elogios hacia los intérpretes.


La respuesta del público fue tan positiva que de allí surgió "El Grupo Teatral de la Tiza", integrado por docentes que aman y valoran su profesión como así también la necesidad de nutrirse del pasado para construir un futuro mejor.
Actualmente el "Grupo Teatral de la Tiza", se reúne semanalmente y sigue trabajando para presentar diversas obras, que son acompañadas por los vecinos en las presentaciones que realizan en una de las instituciones del barrio, la "Casa Balear" que gentilmente cede sus instalaciones para los ensayos y las puestas en escena.
Actualmente la Escuela "Martina Silva de Gurruchaga", "La Gurru" , para todos los que la aman profundamente, sigue funcionando e irradiando cultura, infundiendo en sus alumnos el amor y la convicción por rescatar nuestra identidad nacional, a través de diversas investigaciones, proyectos, talleres y toda manifestación artística, literaria, plástica y musical que enriquezca el nivel cultural de sus integrantes.
Y yo, ahora convertido en una figura “centenaria”, sigo viendo pasar a las nuevas generaciones de chicos y chicas con toda esa fuerza y vigor tan propia de la niñez, en un marco de solidaridad e integración cultural con los alumnos provenientes de otros países, en un clima de tolerancia y respeto, tan característico en nuestra querida Escuela.
Ni el progreso ni la degradación de las propuestas sociales y culturales que los medios de comunicación supieron ofrecer a través del tiempo, pudieron modificar la esencia de nuestro querido Barrio de Boedo, "la Florida del Arrabal", con su bohemia, su amor por la justicia, su arte y su magia…
Es mi mayor deseo que pueda continuar viendo hasta el final de mis días, que la escuela pública siga siendo un medio de formación cultural inigualable…


Bibliografía consultada:


"Ayer y Hoy de Boedo" Diego A. del Pino
"Escuela Martina Silva de Gurruchaga"
Libro del Centenario

lunes, 26 de marzo de 2012

CLUB SOCIAL MARIANO BOEDO

AUTOR : Alicia N. Rodríguez



Acta de fundación del club
En la Ciudad de Buenos Aires, el día nueve de julio de mil novecientos veinte y ocho, a las once horas, en el local sito en Boedo setecientos setenta y cinco, reunidos los abajo firmados en Asamblea constitutiva, resuelven fundar una sociedad bajo el nombre de “Club Social Mariano Boedo” quedando con este acto labrada el acta de fundación.
Acto contiguo se pasa a considerar los Estatutos que deben regir a la Institución, designándose al efecto, por indicación del Sr. Nicolás Vitulli un Presidente y un Secretario “ad hoc”, siendo electos por unanimidad los Sres. Carlos M. Carrére y Adolfo E. Raíces respectivamente. Puesto en consideración un proyecto de Estatutos que le fuera encomendado por los señores consocios a los Sres. Pedro Troglio, Horacio De Santis, Juan Carlos Carrére, Miguel A. Vívoli, Juan Echarte y Juan Carlos Vigneau, con anterioridad a esta Asamblea, y después de ser ampliamente discutidos se aprueban los estatutos anteriores, la presidencia invita a los señores socios a pasar a un breve cuarto intermedio, a efectos de cambiar ideas, para la elección de los miembros que han de integrar la Comisión Directiva. Reabierta la Asamblea se procedió a votar por aclamación la siguiente Comisión Directiva: Presidente Diputado Nacional Sr. Pedro Bidegain, Vicepresidente 1º Dr. Adolfo E Raíces, Vicepresidente 2º Sr. Armando Hoogen, Secretario Sr. Juan Carlos Carrére, Prosecretario Sr. Miguel A Vívoli, Secretario de Actas Sr. Juan Echarte, Tesorero Sr. Pedro Troglio, Protesorero Sr. José Gentile, Vocales Sres. Manuel Baños, Pedro Villemur, Erasmo Figueroa, Antonio Ambrosi, Santos Botte, Pedro Ilarrás, Bartolomé Berisso, y Juan C. Vigneau. Vocales Suplentes Dres. Horacio J. Maggi, Amadeo J. Rey y José A. Pruneda y Sres. Nilo Gigliotti y Horacio Rey Larrarte. Comisión revisora de cuentas Sres. Valentín S. Storni, Juan F. Noli y Carlos S. Schinelli. Tribunal de Honor Sres. José González Castillo, Santiago Ricchini y Oreste Corte. Proclamados por el Sr. Presidente los electos, se autoriza a continuación a la Comisión Directiva a emitir bonos de empréstito por valor de cinco mil pesos moneda nacional. Se resuelve luego nombrar a los señores Pedro Bidegain, Pedro Troglio, Armando Hoogen y Juan Carlos Carrére para que conjunta o alternativamente gestionen y obtengan del Superior Gobierno de la Nación la Personería Jurídica de esta Institución. No habiendo más asuntos que tratar y siendo las trece horas, se levanta la sesión designando la Presidencia a los Sres. Pedro Troglio y Armando Hoogen para firmar el acta.
Con esta acta iniciaba su actuación una institución que perduró por más de 60 años y que lamentablemente malas administraciones en los últimos años la llevaron a quebrar y desaparecer. Pero aquí trataremos de recordar su accionar a favor de los fines culturales y sociales con que la soñaron sus fundadores.
En la memoria del año 1929 al cumplirse el primer año de existencia, se informaba que el club ya contaba con 317 socios, que se habían realizado cinco veladas danzantes y siete matinées, y que para ello se había adquirido una hermosa Vitrola marca Brunswik Panátrope que reemplazaba con toda eficiencia a la orquesta.


En sus comienzos la sede estuvo en la calle Boedo 736, donde funcionó hasta el año 1940, cuando adquirieron el predio de la calle San Juan 3545.


En una de las reuniones de Comisión directiva, de los primeros años, entre los temas tratados figuraba: “En las mesas, de dos pesos el asiento, rija un suplemento de diferencia de naipes, de cinco pesos para el uso de naipes Aristócrata y de siete pesos para los naipes Perrito”
En el acta nº 31 de las reuniones de Comisión Directiva se trató la necesidad de ampliar el edificio, que era alquilado al Sr. Santiago Ricchini, construyendo un salón adjunto al actual, por el cual se abonaría un alquiler mensual no mayor a $400.-
El club contaba con Inspectores de turno que se nombraban mensualmente, quienes debían cuidar que la actividad de jugadores y concurrentes no se viera afectada, y en el primer caso que la voz de la vitrola no entorpeciera el juego de los asistentes.
Contaban además con una Subcomisión de Ajedrez, que para el concurso interno estableció estos premios: 3 medallas de oro para los primeros de cada categoría y 3 de plata para los segundos.
El salón de fiestas de la institución se facilitaba a los socios para eventos familiares, siempre que no fueran en días festivos o las vísperas.
Durante el primer año se editó una revista mensualmente, al año siguiente su aparición fue bimestral, terminando de aparecer en el año 1931.


En la memoria del 2º ejercicio ya contaban con 466 socios.
En el mes de octubre y festejando el Día de la raza se hizo un baile con la animación de las orquestas típica y de jazz.
En el año 1930 el club suspendió, por problemas económicos, el subsidio que otorgaba a la Universidad de Boedo.
La nueva comisión quedó integrada por los Sres. Presidente Emilio J. Montero, Vice 1º Armando Hoogen, Vice 2º: Enrique de Majo, Secretario: Miguel A. Vívoli, Prosecretario: Antonio Guerra, Secretario de Actas: Domingo Nogués Acuña, Tesorero: Santiago Ricchini, Protesorero: Antonio Ferrer, Vocales titulares: Erasmo Figueroa, Pedro Festa, Nicolás Vitulli, Abel Pallardó, Luis Capurro, Alfonso Coda, Basilio Bernaschina y Julio Quartaruolo, Vocales Suplentes: Juan Echarte, Adolfo Baccaro, Carmelo Salemi, Nilo Gigliotti y Salvador Landolfi, Comisión revisora de cuentas: José Gentile, Horacio P. Reynoso y Antonio Coiro, Tribunal de honor: Luis A. Rela, Manuel Baños y Domingo Sanglas.
La nueva Comisión Directiva resolvió suprimir, la cuota de ingreso, durante el mes de noviembre para facilitar la conscripción de nuevos socios.
En diciembre de 1930 se redactó un Reglamento Interno donde se establecían los usos de las distintas actividades como Biblioteca y salas de lectura, Ajedrez, Deportes, Billares, Salas de diversiones (1, 2, y 3), Música, Restaurante y Bar, Fiestas, Intendencia, Transeúntes.
El 17 de noviembre de 1930 la Asociación Club Social Mariano Boedo obtuvo la Personería Jurídica.
El 18 de octubre de 1932 se fundó la Biblioteca Mariano Boedo. El presidente del club Sr. Juan B. Grisolía, el secretario Sr. Carlos Ranone, el tesorero Sr. Pedro Ilarrás y demás miembros de la comisión directiva firmaron una nota en el tomo primero del Diccionario Enciclopédico de 28 volúmenes que habían adquirido para dar con esta Enciclopedia el inicio de la futura biblioteca. Recién 10 años después, el 11 de octubre de 1942 se habilitó para el público. Fue reconocida como Biblioteca Popular por la CONABIP (Comisión Protectora de Bibliotecas Populares) el 5 de diciembre de 1943. El primer libro consultado fue “El hombre mediocre” de José Ingenieros. El 3 de marzo de 1954 la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares le extendió el diploma acreditándola como Biblioteca Pública desde el 18 de octubre de 1932, acordándole los beneficios que le otorga la Ley 419. Mensualmente les hacían llegar nuevas partidas de libros, en los últimos años también entregaban videos y poco tiempo antes que cerrara el club la dotó de computadoras que no sabemos qué destino tuvieron. Para Director de la Biblioteca en los años ‘30 fue designado el Sr. Antonio Guerra.
El 6 de junio de 1942 se inauguró la Biblioteca social y pública con aproximadamente 3.000 volúmenes. El presidente de la biblioteca, Sr. Joaquín M. Pérez, pronunció breves palabras. Funcionaba todos los días de 17 a 19 hs.


Su primer bibliotecario fue el Sr. Juan Portiglia, le continuaron las Sras. Haydee Delfino, Beatriz Ricchini, Elina Lacay, Srta. Buontempo, Elsa Portiglia, Sr. Erasmo Figueroa y la última la Sra. Beatriz Clavenna de Ferraro.
En 1956 la Subcomisión de Biblioteca la integraron Sr. Vicente Bruno, Fernando Menéndez y el Prof. Adolfo Revol. Los libros en ese año eran 3080 y 815 folletos. La concurrencia de lectores en el año anterior había llegado a 2160, siendo prestados a domicilio 1030 libros.
La biblioteca llegó a tener 5.250 libros, que fueron inventariados por Bibliotecas Populares al momento de ceder los mismos para la nueva Biblioteca Mariano Boedo de la calle Maza 755.
El 12 de julio de 1933 se organizó un festival artístico en el cine teatro El Nilo. En la primera parte hubo proyección de películas y dibujos animados; en la segunda parte participaron entre otros Dante Puricelli, “el mago del piano”, Alberto Anchart, Patrocinio Díaz, Raquel Notar, Juanita Larrauri, Buono-Striano, Osvaldo Fresedo con su conjunto típico, etc.
El 28 de noviembre de ese año se realizó en el club una velada literario–musical, dictándose la conferencia “La bohemia francesa y la criolla” a cargo del distinguido autor y crítico Don Félix Alberto de Zavalía.
En 1941 la nueva Comisión Directiva quedó integrada así: Presidente: Dr. Vicente Bloise, Vicepresidente: Alfredo Capurro, Secretario: José R. Vita, Prosecretario: Juan E. Guerrini, Tesorero: Santiago Iaconis, Protesorero: José Gentile, Vocales: Juan E. Grisolía, Juan Cursach y Joaquín M. Pérez, más cinco vocales suplentes y tres revisores de cuentas.
La reina del Carnaval del año 1941 fue la Srta. Marta Sifredi.
En el año 1942 se integró una subcomisión de fiestas presidida por el Sr. Alfredo Capurro, Secretario Santiago Iaconis, Vocales: José R. Vita, Juan E. Guerrini y Ramón Vidal, y una subcomisión de señoritas que presidía la Srta. Elisa Guerrini, vicepresidente: Amelia Buontempo, Secretaria: Adelina Di Gregorio, Prosecretaria: M.A. Pietrafesa, Vocales: Edy Ricchini, Nelly Elsa Arnaboldi y María E. Buontempo, quienes establecieron el valor de las entradas de las próximas reuniones, para los caballeros invitados, la velada costaba $ 2, la Soirée $ 1, las damas y los socios ingresaban gratis.
En el carnaval de ese mismo año recibió el premio del diario “La Nación”, consistente en un bonito juego de toilette, la Srta. Olga Núñez disfrazada de Campesina rusa. La medalla de oro, obsequio del diario “La Prensa”, fue concedida a la Srta. Elvia Cialento Galzerano, quien vestía un traje de Cantinera húngara. Y la distinción del club fue otorgada al Conjunto de Damas del 900 que integraban las Srtas. La Salvia y Piccolo.
El precio del cubierto de una cena de camaradería, de ese año 1942, fue de $ 3,50.
En julio de 1942 se integró una nueva Comisión Directiva: Presidente, J. M. Pérez, Vice: R. Vidal, Secretario: J. R. Vita, Prosecretario: O. A. Magurno, Tesorero: S. Iaconis, Protesorero: J. Gentile, Vocales titulares: J. Cursach, A. Coda, y F. Dell ‘Aquila, 5 suplentes y 3 revisores de cuentas.
En febrero de 1943 y para promover el acercamiento entre los vecinos e instituciones de la zona se prepararon una serie de actos. En la plaza Martín Fierro el Camión–cine de la Comisión Permanente de fiestas populares de la Municipalidad realizó proyecciones. A la mañana siguiente, se ofició una Misa en la iglesia parroquial de San Cristóbal. Luego de la misa, una caravana de automóviles iba parando en los clubes, iglesias, hospitales, instituciones afines, donde un vocero contaba la historia de los mismos y se les rendía homenaje. Terminando con un almuerzo en el Club Mariano Boedo e invitando a las autoridades. El precio del cubierto fue $ 5.
En los carnavales del año 1943 la medalla de oro al mejor disfraz correspondió a la Srta. Elida A. Damis Monteiro, disfrazada de Retazo; el premio del diario “La Nación” a la Srta. Elsa Fair Portiglia, con disfraz de Dama de noche; y el premio del club correspondió a la Srta. Elvira Cialentes, disfrazada de Contrabandista.
La Comisión Directiva del año 1943 estaba conformada por Presidente: Joaquín M. Pérez, Vicepresidente: Ramón Vidal, Secretario: José R. Vita, Prosecretario: Oscar A. Magurno, Tesorero: Santiago Iaconis, Protesorero: Juan Cursach, Vocales titulares: Alfonso Coda, Luis A.S. Mazzarone, Gaspar G. Rolandelli, Vocales suplentes: Alfredo A. Capurro, Blas Donato, Arquinto Cialente, Manuel Magariños, Revisores de cuentas: Eduardo Larrandart, Amadeo Coda, Alfredo G. Mattei; Tribunal de honor: Dr. Vicente Bloise, Pedro A Troglio, Pedro Ilarrás.
En los carnavales de 1944 la medalla de oro donada por el diario “La Prensa” correspondió a la Srta. María Vázquez por su disfraz de Dama del siglo XIX, el premio “La Nación” le fue otorgado a la Srta. Helvia Gladys Portiglia, por su traje de Cazadora de Estrellas, el premio del Club correspondió a los Hnos. Benintendi, disfrazados de Hawaiana y Napolitano.
En ese mismo año se organizó una reunión artística seguida de baile en beneficio del Patronato de Leprosos. La velada danzante del aniversario del club fue animada por la orquesta típica de Oscar Hernani con sus vocalistas Carlos Duval y Ricardo Lara.
La nueva Comisión Directiva estaba integrada por Presidente: Joaquín M. Pérez, Vicepresidente: Oscar Magurno, Secretario: Alfonso Coda, Prosecretario: José R. Vita, Tesorero: Luis R. S. Mazzarone, Protesorero: Santiago Iaconis, Vocales titulares: Ramón Vidal, Juan Cursach, Gaspar G. Rolandelli; Vocales suplentes: Héctor Cerutti, Blas Donato, Arquinto Cialente, Ángel Ambrosioni, Juan Fernández, Tribunal de honor: Eduardo Larrandart, Dr. Vicente Bloise, Pedro Troglio; Revisores de cuentas Amadeo Coda, Alfredo A, Capurro, Andrés Oneto.
Durante la fiesta realizada el último domingo de carnaval de 1945 se hizo entrega de los premios a los mejores disfraces, la medalla de oro que donaba el diario “La Prensa” correspondió a la Srta. Marta Sosti, disfrazada de Gitana de Morea, y el premio del diario “La Nación”, un reloj de mesa, le fue otorgado a la Srta. Ángela María Prato, con un bonito disfraz de Fantasía española.
En julio de 1945, reunidos en Asamblea Gral. Extraordinaria, se trató la autorización a la Comisión Directiva para obtener del Banco Hipotecario Nacional un crédito en primer grado para cubrir la obligación hipotecaria a favor del Banco El Hogar Argentino, más indemnizaciones y gastos de escrituras para poder cancelar esa anterior obligación y firmar la constitución de un nuevo gravamen.
En el año 1946 en los tradicionales bailes de Carnaval se eligió como mejor disfraz el de la Srta. Martha Serrao, disfrazada de Calabresa, quien recibió el premio del diario “La Prensa” consistente en una medalla de oro. El premio del diario “La Nación”, un reloj pulsera, fue otorgado a la Srta. Celina Míguez, disfrazada de Fantasía china, y la Mención especial del Club, un reloj pulsera, fue para la Srta. Nélida Sánchez con disfraz Fantasía.
Las autoridades para el período 1946 / 48 fueron Presidente: Alfredo A. Capurro, Vicepresidente: Ramón Vidal, Secretario: Francisco E. Bloise, Prosecretario: Alfredo B Lacay, Tesorero: Juan Echarte, Protesorero: José A. Mazza, Vocales titulares: José R. Viola, Juan Cursach, Miguel Migliónico, Vocales Suplentes: Gaspar S. Rolandelli, Alfredo Coda, Blas Donato, Arquinto Cialente, Antonio Tepedino, Tribunal de Honor : Joaquín M. Pérez, Andrés Oneto, Amadeo Coda, Revisores de cuentas: Luis R. S. Mazzarone, Santiago Iaconis, Manuel Magariños.
En la tradicional velada danzante de primavera se eligió como todos los años a la Reina, premio que recayó en la Srta. Elva Martínez, siendo su Corte de Honor las Srtas. Salvati, Graciani, Migliónico y Guerrini. Gran animación y colorido cobró la ejecución del original “Baile de los farolitos”.


Para el 10 de octubre se programó una velada danzante, vinculándola al éxito de la “Batalla del libro”, campaña meritoria que se venía sosteniendo con encomiable empeño por el fomento de la Biblioteca Pública del club.
El 17 de noviembre de 1946 se inauguró la 1º exposición de Prensa de Barrio, organizada por el periódico “Boedo” y destinada a demostrar el alcance y modalidades del periodismo de barrio en esta capital. Numerosa concurrencia asistió al acto inaugural, observando con interés los ejemplares expuestos que representaban a más de 30 diarios y periódicos que se editaban en esta capital. La apertura del acto estuvo a cargo del director del periódico “Boedo” Sr. Pablo Gianotti, luego habló el Sr. Héctor Impaglione Forgia, a continuación el director del periódico “La Parroquia”, Sr. Abel Bravo, y luego el Sr. José Marchese; todos ellos destacaron la importancia que los diarios de barrio tienen en el progreso material de sus zonas de influencia y a favor de la cultura popular.
Las fiestas de Carnaval de 1947 reunieron a socios y amigos en los bailes que organizó el club. Los premios que entregaron los dos diarios, “La Prensa” y “La Nación”, recayeron el primero en la Srta. Elsa Migliónico por su disfraz “San Lorenzo de Almagro” y el otro diario destacó a la Srta. Marta O. Sosti, disfrazada de Dama Antigua.
En la celebración del 131º aniversario de la Independencia hizo uso de la palabra la Srta. María E. Buontempo, quien se refirió a la Independencia Nacional.
Un aviso publicado en diarios de la capital hacía referencia a la venta de un piano “Kuhl y Klatt” Berlín, propiedad del club; para poder verlo debían concurrir de 9 a 12hs.
En los carnavales de 1948 la medalla de oro de “La Prensa” fue otorgada a la Srta. Norma Edith Guerrini, disfrazada de Favorita del Sultán, mientras que la Srta. Gladys Fernández, disfrazada de Lagarterana, recibió el premio del diario “La Nación”.
A comienzos de los años ‘50 se comenzaron a dictar clases de Danzas Folclóricas, con la participación de mayores y niños.
En los carnavales del año 1950 recibieron el premio “La Nación” la Srta. Marta Rossi, disfrazada de Bailarina gitana, el premio del Club Mariano Boedo a las Srtas. Rosa Brandi, Irene R. Pécora y María T. Pereda, ataviadas de Fantasía del 900, recibiendo también distinciones las Srtas. Mercedes Sánchez por su disfraz Fandanguillo y Elida D’Alessandro por el de Japonesa.


Estos eran los apellidos de algunas de las familias socias del Club en los primeros años: Arciello, Albano, Botte, Bidegain, Buontempo, Bacqué, Carrére, Caffaro, Cersósimo, Donato, Di Gregorio, De Poli, Gigliotti, Galzerano, Grisolía, Giambroni, Guercio, Graziano, Hoogen, Iaconis, Larrandart, Macció, Marinelli, Magurno, Merzario, Mascaró, Mazzarone, Médica, Noli, O’Donnell, Oneto, Prémoli, Pedreira, Parada, Rela, Salemi, Storni, Sanglas, Schiavoni, Seoane, Troglio, Villemur, Winitzky.
El 9 de diciembre de 1950 a las 18 hs. se llevó a cabo un homenaje al Gral. Don José de San Martín, el socio fundador, Don Pedro A. Troglio descubrió una placa de bronce en el salón principal del club, la cual fue bendecida por el Vicario de la parroquia de San Cristóbal R. P. Antonio R. Pereyra, e hizo uso de la palabra el presidente de la Comisión de Homenaje Sr. Ramón A. Vidal. Las niñas Yolanda López, María Luisa Pereyra y Margarita Diz recitaron una composición referida al Gral. San Martín. A continuación se sirvió un vino de honor.
En el año 1951 la Srta. Cesira de Mafuttis comenzó a dictar clases de danzas nativas a los socios los días miércoles y domingos. Contaban con una Subcomisión de Folclore que presidía el Sr. Antonio Scioscio, siendo secretario el Sr. Alfredo B Lacay y vocales los Sres. Daniel Molina, Alfredo Coda, Alberto Bertulli y Nicolás Pianelli. En las reuniones sociales que realizaban para las fiestas patrias, luego de entonar el Himno a la medianoche, pues generalmente comenzaban el día anterior, los alumnos mostraban lo aprendido en las clases.
El 9 de julio de 1951 en la velada danzante en homenaje a la Independencia y el 23º aniversario de la creación del club, se realizó una exposición de óleos del artista Sr. Marcelo Zamuner que fueron donados al club por el socio Sr. Francisco Argiró.
La reina de la primavera de ese año fue la Srta. Elida N. D’Alessandro.
En el mes de octubre de 1952 se realizó un festejo distinto al celebrar con una cena el triunfo del potrillo “Branding” en el Gran Premio Nacional. El potrillo era del consocio y miembro de la Comisión Directiva el Sr. Rosendo Balagué y de su socio Antonio Garibaldi. La invitación se hizo extensiva al cuidador del animal Sr. Julio R. Grimaut y al jockey Sr. Héctor C. Padula.
En ese mismo mes se hizo entrega a los ganadores del Campeonato de Ajedrez, dividido en cuatro categorías, de copas a los primeros y medallas a los restantes. Se estableció también un premio Belleza y otro Estímulo. El campeón del club de ese año fue el Sr. Alfredo Álvarez, quien venció al Sr. Pedro Donángelo, campeón del año anterior.
Asistían a la biblioteca diariamente un crecido número de estudiantes y en el horario de 17 a 19 hs. los socios y vecinos podían consultar sobre Literatura, Filosofía, Teología, Sociología, Ciencias, Industria y Arte. Los alumnos contaban con libros de enseñanza primaria y secundaria.
El periódico “El Tribunal” publicó el 26 de junio de 1953 una nota: “el Sr. Juan Ambrosioni, a la sazón presidente del club, es un hombre culto de exquisita educación, caballero sin tachas, amigo noble y el club es una fuerza poderosa de compañerismo y fraternidad. En su sede se alternan conversaciones literarias con expansiones recreativas donde la amistad, la generosidad son inviolables y la cultura de los asociados es proverbial. El club es una institución que brilla por la inteligencia y la moral de todos sus componentes”.
En el año 1953 la institución cumplió sus Bodas de Plata. Los festejos ocuparon varios días, comenzando con el consabido baile el día 8 de julio; durante el mismo se descubrió una placa de bronce en el hall de la sede de San Juan 3545 que entregó el Prof. Emilio Grisolía como homenaje de los socios al club. El día 9 se ofició una misa en la parroquia San José de Calasanz a las 11 del mediodía. Por la tarde a partir de las 19 hs. un lunch reunió a los socios activos, esposas e hijos solteros, en esa oportunidad se descubrió una placa de mármol en homenaje a la primera Comisión Directiva y en la misma se recordaba a los presidentes que pasaron por el club en estos 25 años. El sábado 11 a las 22 hs. se realizó la Cena de Camaradería, en el transcurso de la noche se hizo entrega de Carnets y medallas a los Socios Vitalicios. El actor Pedro Tocci, vecino del barrio, recitó varios poemas.
Presidieron el Club en estos 25 años: Emilio Montero, Juan E. Grisolía, Eduardo Larrandart, Pedro Ilarrás, Dr. Horacio P. Reynoso, Vicente Bloise, Joaquín M. Pérez, Alfredo A. Capurro, Francisco E. Bloise, Ramón Vidal y Juan Ambrosioni.
En el mes de setiembre de 1953 se inauguró un servicio de peluquería para los socios, el Sr. Salvador Ditrano fue el peluquero.
En el año 1953 integraban la Comisión Directiva: Presidente: Juan Ambrosioni; Vicepresidente: Antonio Scioscio; Secretario: Ramón Blanco; Prosecretario: Adolfo A. Escola; Tesorero: Ricardo Botte; Protesorero: Juan Compañó; Vocales titulares: Andrés Oneto, Rosendo Balagué, Antonio Perrone; Vocales suplentes: Vicente Bruno, César Genco, Fernando Fusco, Alfredo Coda. Tribunal de Honor: Alfredo B. Lacay, Amadeo Coda, Juan B. Labriola. Revisores de Cuentas: Daniel A. Molina, Pascual Damiani, Nicolás Di Candia.
El 19 de setiembre de ese año fue elegida Mis Primavera la Srta. Norma Altamirano, siendo sus princesas las Srtas. María Nilda Cristaldo, María Mercedes Crespo, Mabel Di Candia y Leonor E. Petinicchio.
El sábado 5 de diciembre, cerrando el año la Escuela de Danzas Nativas en la que dictaba los cursos, la Srta. Cesira de Mafuttis realizó una velada danzante.


Para las reuniones en ocasión de fechas patrias, día de la primavera y durante los carnavales se realizaban bailes a los que concurrían gran cantidad de socios con su familia y amigos. Los caballeros debían concurrir siempre con saco y corbata, las damas lucían sus mejores galas y para carnavales competían por los premios con originales disfraces. La mirada atenta de los directivos del club, cuidaba que no se alteraran el respeto y las buenas costumbres.
Para el aniversario del Club el 9 de julio de 1954, hubo un festejo especial, en caja, libre de deudas y pagos, tenían $100.000. En el transcurso de la reunión se entregaron medallas a los socios vitalicios y Diplomas de Honor a los socios que cumplían 10 años como socios activos.
Para la Fiesta de la Primavera del año 1954, el conjunto de la Escuela de Danzas Folclóricas, bajo la dirección del Profesor Enrique Finnegan, participó en el tablado levantado en la esquina de San Ignacio y Boedo, contando con la colaboración de la Srta. Noemí Basualdo Herrero, la “Coyita”, conocida recitadora y folclorista del barrio.
Intervinieron las Srtas. Hebe Maquieira, Amanda Ramicone, Beatriz Eleta, Elena T. Serrano Diez, Amanda Cristaldo y Gladys E. Benzrihen por el club, y acompañaban a la “Coyita” Margarita Ravazzani, Ana María Aigorry, Zulema Carvallo e Irma Ravazzani.
Los caballeros del club que intervinieron fueron Justo Herrera, Roberto Herrera, Humberto Díaz, Eduardo Ríos, Carlos Romero y José María Rúas, mientras que los que acompañaban a la “Coyita” fueron Federico Dorrego, Andrés Barinaga, Norberto Olallán, Raúl Bravo y Juan José Aparicio.
La reina de la primavera del año 1954 fue la Srta. Beatriz Arocena, y sus princesas las Srtas. María Nilda Cristaldo, Beatriz Mazzarone, Ana María Fernández y Alicia Russomano.
En octubre de ese mismo año, entre los niños concurrentes a la Biblioteca del Club, se organizó un concurso de composiciones sobre el tema “El Día de la Raza”, los premios fueron libros que se entregaron el 9 de octubre en un acto cultural y artístico, en el que participaron danzando María Cristina Rascio en danza clásica, Norberto y Juan Carlos Starico en Malambo y Rafaela Pirolo en danzas españolas. Los niños ganadores fueron María Graciela Perriello, Susana Conte, Elio Ricardo Wolf, Miguel Ángel Sabino, Jorge Carlos Mesa, Roberto Oscar Silberfisen, Patricio La Torre, Néstor A. Verstraete, Daniel Silvestrin, Humberto Hugo Díaz, Ernesto H. Calicchio, Eduardo Lezama, Adán O. Iannibelli, Fortunato Colace y Rubén Icardi.
El curso de danzas nativas durante el año 1955 se dictaba los domingos de 10 a 12 hs. bajo la dirección del Prof. Enrique Finnegan.
La reina de la primavera elegida en los tradicionales bailes del club fue Olga Beatriz Trapani, sus princesas Mabel Di Candia, Nélida Arocena, María del Carmen Baguear y Martha Scarpati.
Durante ese año dictó 22 clases de ajedrez el Sr. Bernardo Wexler y 99 sesiones de adiestramiento.
El 27 de noviembre de ese año se realizó un lunch con motivo de la finalización de las clases de Danzas Folclóricas.
En el año 1956 la Subcomisión de Folclore estaba presidida por el Sr. Antonio Scioscio, el secretario era Sr. Alfredo Lacay y los acompañaban Alfredo Coda, Nicolás Pianelli, Ramón Ríos, Daniel Molina y Juan Carlos Alberto Audi Roldán. Entre adultos y niños se inscribieron para los cursos 95 alumnos de ambos sexos.
En 1956 en ocasión de cumplir 28 años de su fundación el club desarrollaba múltiples actividades, veladas sociales, cursos de danzas folclóricas y ajedrez, torneos de distinta índole, ciclos de conferencias, actos culturales, etc., también estaban abocados a las obras de refacción y pintura en todas las dependencias. En la terraza los trabajos estaban destinados a habilitarla para tertulias al aire libre.
Debieron por entonces postergar los sueños de más espacio. La idea era adquirir algún inmueble colindante, pero ante esa imposibilidad, intentaron buscar un solar cercano donde edificar un local con espacio para instalar pileta de natación, canchas de pelota, bowling, gimnasio para patinaje y otros juegos, pero tampoco se pudo concretar.
Para ampliar las actividades culturales se designó una Subcomisión de Cultura y Biblioteca presidida por el tesorero Sr. Alfredo B. Lacay, y los Sres. Miguel A. Polito, Jorge Rubio, Gaspar Rolandelli, Nicolás Di Candia, siendo asesor de esta subcomisión el bibliotecario Sr. Erasmo Figueroa. Se resolvió aumentar el caudal de libros especialmente los de texto, ya que los mayores asistentes eran escolares. La Comisión estableció que en lo que restaba del año se adquirieran libros hasta $ 1.000.
Desde el 1º de noviembre y hasta el 20 de diciembre, fecha de los exámenes, el Prof. Erasmo Figueroa dictaba clases de repaso para los alumnos que finalizaban el curso primario como preparación a los exámenes de ingreso.
La Comisión Directiva en los años 56 / 58 la integraron: Presidente: Sr. Nicolás Lara, Vicepresidente: Sr. Humberto Ygobone, Secretario: José R. Vita, Prosecretario: Juan E. Guerrini, Tesorero: Alfredo B. Lacay, Protesorero: Luis R.S. Mazzarone, Vocales titulares: Alfredo Coda, Miguel R. Guerra y Héctor Cerruti, Vocales suplentes: Gaspar Rolandelli, Nicolás Pianelli, Blas Donato, Pedro Stefanello, Alberto Bertulli. Tribunal de Honor: Pedro Ilarrás, Esc. Juan La Rocca, Dr. Jerónimo R. Cutillo. Revisores de cuentas: Nicolás Di Candia, Santiago Iaconis, Ricardo Botte.
El 5 de julio dio una conferencia el vicerrector del Colegio Nacional Buenos Aires y profesor titular de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo Ing. Héctor Ottonello sobre “La Plaza de Mayo”.
En el Torneo Interclubes de ajedrez participaron el Club Italiano y el Club Mariano Boedo, el trofeo fue para el primero, que venció 8 a 5.
La reina de la primavera de 1956 fue Elena Donángelo; las princesas, María del Carmen González, Marta Ostuni, Irene Jorge y Graciela Matusevich.
Para los carnavales de 1957 se organizaron 6 bailes de disfraz y fantasía en los que se pudo apreciar el embellecimiento de las dependencias, la renovación de las instalaciones y se habilitó la terraza. En esa ocasión se otorgó el premio a la abuela más buena y divertida, que recayó en Antonia M. Compañó. Los mejores disfraces fueron los de las Srtas. María del Carmen González, Elida Álvarez, Nelly Tinaro, Noemí Botte, Corina Donángelo, Olga B. Trapani, Mercedes y Dolores Porcel, Marina Álvarez y la niña Gladys M. Baremboin. La mejor pareja de baile fue la formada por la Srta. Marta Olano Orfano y el Sr. Pedro Ravelli. El caballero más divertido fue Don Juan Compañó y los jóvenes más divertidos los Sres. Manuel Jurgerg, Néstor Verstraete, Roberto Puppo, Luis Davobe, Alberto Civile y Ernesto Cascino.
El 13 de septiembre prosiguiendo el ciclo de conferencias ofreció una disertación el jefe de trabajos prácticos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Sr. Luis J. Martín, quien abordó el tema “Dinastías en nuestras pampas”.
En la velada de septiembre del Día de la Primavera la reina elegida fue la Srta. Blanca Haydee Chamorro; sus princesas, Marta Scarpati, Elida Álvarez, Noemí B. Cascino y Marta García.
El 30 de noviembre de 1957 en la residencia del Sr. Russomano se llevó a cabo un almuerzo a la criolla, celebrando la finalización de los cursos de folclore que tenía a su cargo el Prof. Enrique Finnegan.
El 20 de diciembre en la despedida del año se hizo entrega de los premios del Torneo de Ajedrez, que ganó el Sr. Jorge J. Canavesi, y las medallas a los socios que llegaron a la categoría de vitalicios.
Para los Carnavales del año 1958 se realizaron 6 bailes y recibieron premios los mejores bailarines de rock Elsa Squicciarini - Juan A. Paredes y Mabel Di Candia - Julio Reyna. Los mejores disfraces fueron: la Srta. Olga Beatriz Trapani, vestida de María Antonieta, la Srta. Noemí Cascino, de Bailarina Clásica, y la Srta. Elida Álvarez, de Dama española. La pareja mejor disfrazada fue la de María del Carmen González y Jorge Pombo, vestidos de Cowboys.
En la velada de carnaval del 17 de febrero participó el fono mímico Dis-Ki-To, vecino del barrio, y el acordeonista y cultor del “bel canto” Sr. Agustín Serrao, conocido como el “Tintoreto”, también vecino y socio del club, quienes alegraron y deleitaron con sus interpretaciones.
El 6 de abril dieron comienzo las clases de danzas folclóricas. Durante ese mes se inició un interesante torneo de Ajedrez infantil.
En el año 1958, en el 30º aniversario, estaban en plena ampliación de la sede, construyendo una elegante y cómoda sala destinada a la realización de actos sociales, artísticos y culturales.
El 25 de mayo se realizó en la plaza Martín Fierro un acto con la actuación de “Los Sureños” y los integrantes de la Peña “El talero” del Club Social Mariano Boedo, con recitados a cargo del Sr. Alfredo Biafore y el niño Rubén Kusnier. La animación y presentación de los artistas estuvo a cargo del Sr. Juan Carlos Audi Roldán socio del club.

El 8 de julio en la tradicional velada danzante con que el club festejó sus 30 años, durante el transcurso de la reunión el maestro argentino de ajedrez don Bernardo Wexler hizo entrega de los premios a los 3 ganadores del torneo infantil Miguel A. Spinelli, Horacio Kawakita y Roque Fernández.
La Comisión Directiva para los años 1958 / 60 estaba integrada por: Presidente: Nicolás Lara, Vicepresidente: Humberto Ygobone, Secretario: José R. Vita, Prosecretario: Salvador Caruso, Tesorero: Juan Compañó, Protesorero: Alfredo Coda, Vocales Titulares: Frenando Menéndez, Alberto Bertulli, Juan Carlo Audi Roldán, Vocales suplentes: Gaspar G. Rolandelli, Agustín Serrao, Blas Donato, Nicolás Pianelli. Tribunal de Honor: Dr. Gerónimo R. Cutillo, Esc. Juan La Rocca, D. Ernesto Ilarrás, Revisores de Cuentas: Santiago Iaconis, Ricardo Botte y Daniel A. Molina.
En la velada de Primavera se procedió a la elección de la Reina, sus Princesas y Damitas. Reina: Elida Álvarez, Princesas: Marta García, Nélida Suarez, Eve Corrado y Alicia N Rodríguez, Damitas: Betty Trapani, Cristina Navarro, Mabel Di Candia, Corina y Elena Donángelo, Leonor Petinicchio y Pilar Felices.
A partir de noviembre se dictaron en la biblioteca los cursos de repaso para los alumnos a cargo del Prof. Erasmo Figueroa.
El Prof. Adolfo Revol, socio del club, dictó una conferencia “El universo y la astronáutica”
En mayo de 1959 comenzó con sus clases de danzas folclóricas el Prof. Enrique D. Finnegan.
El 12 de junio de 1966 la Comisión de Homenaje a Mariano Boedo colocó el busto del prócer en la Estación Boedo del subterráneo Línea E. Descubrió el busto el Sr. Salvador Caruso bendiciendo la obra, de Francisco Reyes, el rector del Colegio San José de Calasanz R. P. Pedro Álvarez. A continuación y luego de colocar una ofrenda floral hablaron los Sres. Eduardo A. Lanata, Eugenio S. Giambastiani y el rector del Colegio Nacional Bernardino Rivadavia, Dr. José Manuel del Campo.

En agosto de 1970 fue la última convocatoria a Asamblea General Ordinaria, registrada por el Sr. Alberto Cámara en un cuaderno donde volcó a través de recortes de diarios, periódicos y revistas la actividad del club desde el año 1930 y es una de las fuentes utilizadas para este trabajo.


Bibliografía:
Recortes del Sr. Alberto Cámara
Ahora (periódico ilustrado)
Asociación de Fomento Cultural y Edilicio San Cristóbal Norte
Clarín – Crítica
Democracia
El Diario – El Mundo – El Oeste – El Social
La Época – La Nación – La Patria degli italiani – La Prensa – La Razón – La República
Magazine Policial – Mundo Argentino – Mundo Social
Noticias Gráficas
Optimismo! ( Tribuna de los clubs)
Reflejos – Revista Popular
Vida comercial y social de Boedo.
Convocatorias: Boletín oficial – El Tribunal – Jurisprudencia Argentina
Publicación del Club
Órgano oficial del Club Social Mariano Boedo Año 1- Nº1-(15 de julio de 1929)
Nº 8- (mayo 1930)
Nº 9- (julio 1930)
Nº 14-(mayo 1931)
Periódico Boedo (Años 1938 al 48 – 1952 al 58)
Revista Aquí Boedo! (Nº1- junio 1953- al Nº 66- julio 1959 )
Recuerdos personales.